lunes, 6 de septiembre de 2010

Temer a los sentimientos

¿Cuántas veces hemos tenido miedo a decir muchas de las cosas que pensamos? ¿Cuántas veces hemos callado y hemos aparentado estar bien por la imagen que pudiéramos dar a los demás? ¿Por qué tenemos tanto miedo a decir que sentimos?
Todos nosotros tenemos un corazón, que según los momentos y las circunstancias ha experiementado diversas sensaciones... ¿Quién no se ha ido alguna vez a la cama llorando y pensando en los acontecimientos que le estaban sucediendo? ¿Quién no ha sentido esa sensación abrumadora de imposibilidad de seguir adelante? Todos, yo creo que todos, lo que ocurre, que debido a como estamos educados no somos capaces de expresar más allá de lo políticamente correcto.

Hay días mejores, otros peores, pero esa gran amiga que todos y que cada uno de nosotros tenemos, sigue impasible a nuestro lado... una amiga que por más que queramos, no podemos controlar a nuestro propio deseo... una amiga que es la mente.
Una mente que se toma la plena libertad de pensar a sus anchas y que resurge por las noches con sueños y fantasías. Una mente que por más que uno quiera no puede manejar... Así es ella, una amiga caprichosa que si pudiéramos controlar, seguro escogeríamos determinados sucesos para que nunca hubieran tenido lugar, o quizá, para no recordarlos... porque vivir es eso, pasar por diversas etapas que nos van formando y a la vez, también deformando nuestra personalidad y nuestras ganas de dar a los demás.

Sentimientos... Sólo es una palabra... pero que miedo da sentir demasiado... que dolor se siente cuando las heridas están abiertas y son los demás, los de verdad, los de siempre, los que van poniendo los puntos necesarios y adecuados para cerrarlas, cuando ellos no tienen culpa ninguna... También, siento eso... Tengo miedo de sentir pero una y otra vez, no puedo hacer nada para que mi mente y mi corazón, me abandonen.

1 comentario:

  1. No hay que temer a los sentimientos porque son éstos los que nos convierten en humanos. Sentir es maravilloso y únicamente nos podemos lamentar de elegir mal a los destinatarios de los sentimientos. Un abrazo

    ResponderEliminar