Va pasando el tiempo y algunas personas se van quedando en
el recuerdo… Un recuerdo al principio está cargado de imágenes en la mente pero
que según va avanzando el tiempo se difuminan. Al principio, podemos describir
perfectamente cómo era una persona, sus imperfecciones en la cara o la forma de
sus manos pero con el paso de los años, eso ya no es posible o al menos yo no
soy capaz de recordarlo. Intento hacerlo pero no puedo…
No ha pasado tanto tiempo. Vuelvo a ver alguna foto o video y es entonces, cuando una parte olvidada de mi vida vuelve a la luz a través de esa chispa que se ha encendido y que permanecía en algún lugar de mi complejo cerebro.
No ha pasado tanto tiempo. Vuelvo a ver alguna foto o video y es entonces, cuando una parte olvidada de mi vida vuelve a la luz a través de esa chispa que se ha encendido y que permanecía en algún lugar de mi complejo cerebro.
Recuerdos… Sólo recuerdos… La vida sigue, continua. No se
para por nadie ni para nadie. La vida es dura para algunos e incluso lo ha sido
más, cuando son otros los que cuentan la vida tal y cómo ha sido en realidad.
Dicen que cuando alguien desaparece del mundo terrenal, algo se queda. Quizá
sólo se quede ese algo en algunos pocos… Y es que yo me sigo acordando de ella,
aunque no lo diga. Aunque no lo hable
con asiduidad porque a medida que voy añadiendo años a mi vida me gustaría haber
heredado esa fortaleza de la que tiempo después sabía que existía. Todos somos
fuertes, eso dicen… pero ella lo era más.
A veces me pongo a pensar y lo cierto, es que desde que ella
ya no está nada ha vuelto a ser lo mismo. Existen personas que son los nexos de
unión para que otros nos podamos reunir e incluso, a veces las celebraciones
son las excusas perfectas para compartir momentos familiares. Pero cuando esas
personas desaparecen ya no queda nada que celebrar ni que compartir.
No recuerdo con detalle aquella casa por dentro de Esquivias…
No lo recuerdo… Pero sí que recuerdo aquel patio maravilloso donde yo jugaba de
pequeña. No recuerdo la casa de San Cristobal pero sí que recuerdo aquel
canario que piaba y cuando dormía yo me preguntaba a mi misma cómo no podía
caerse estando apoyado sólo es una pata.
No recuerdo su cara con nitidez pero sí que recuerdo la
ausencia de canas y un pelo negro natural impresionante que no sería algo
inusual sino fuera porque ella era ya mayor. Mayor, y cuando uno es mayor la
vida se acaba… Así, de repente… Y lo que quedan
para los que nos quedamos son
sólo recuerdos.
Los más nítidos son los últimos, y de esos no quiero
acordarme porque son los más feos. Las últimas imágenes se nos graban, los últimos
momentos de vida y esos instante de una tierra
cayendo encima de un féretro frío pero cargado de emociones a su alrededor.
Será otro año que pase, será otro recuerdo de la fecha de su muerte, será otro día… Un día de Agosto que pasará pero que
yo recordaré con más intensidad, la recordaré a ella. Recordaré todas esas
cosas que sabía que me hubiera gustado alcanzar… Y hoy, no está aquí para
decirla que lo conseguí. Hoy no… No está. Ni tampoco me está viendo desde
ningún sitio porque la que creo en Dios soy yo. La que ha recibido educación
cristiana… La que cuando era pequeña y me dijeron que mi abuelo murió me lo
hicieron saber diciéndome que se había ido de aquí para subir al cielo… Pero
sea como sea… Hoy ella, no está aquí.
Y sin querer, las fechas puntuales te hacen pensar más o revivir
el momento, y es por eso por lo que quiero acordarme en estos días un poco más
de ella porque el vacío que ha dejado y su ausencia resulta palpable en mi corazón
y aunque a día de hoy, evite mostrar determinada sensibilidad porque no todo el
mundo está preparado para lidiar y entender las emociones, a veces hace falta recordar…
A veces hace
falta hablar de aquellos que ya no están a pesar de que algunas imágenes se vayan esfumando en el largo camino
de la vida…