jueves, 31 de diciembre de 2015

Un año para recordar!

Comenzaba el año… Aún lo recuerdo… Sin expectativas, sin ilusiones… Todo seguía igual. Todo el mundo celebraba ese cambio del 31 de diciembre del 2014 al 1 de Enero del 2015. ¿Qué más me daba a mí? Seguía con mis trabajos de promotora, aunque realmente eran los que menos hacía últimamente porque había ascendido a azafata. Sí, resultaba curioso… Los únicos trabajos que hacía eran de azafata de eventos y convenciones y aunque muchas personas de mi alrededor, me dijeran lo poco que valían esos trabajos… Yo los seguía haciendo con mi sonrisa en la cara porque en cierta manera, he de decir que disfrutaba del trato humano con mis compañeros y compañeras de dichos eventos. Eran trabajos. 

Cada viernes también repartía un periódico gratuito en la salida del metro de Bilbao y lo hacía encantada… Eran cosillas que iban saliendo pero miraba a mi alrededor y no era suficiente… Trabajos eventuales, temporales. 
No sabía si al día siguiente trabajaría o no… No sabía si vendría una chica más joven que hiciera lo mismo que yo por menos dinero… Yo lo hacía por el que fuera porque no sólo los más jóvenes lo hacen… yo también lo hacía. Y luego el entorno… ese maldito entorno que te empuja y que te dice lo que deberías estar haciendo porque es lo que corresponde a tu edad…

Pero nunca sabría que la vida puede dar  tantos cambios… Reconozco que no me lo esperaba. Reconozco que siempre he creído que los que tienen suerte son los demás y que a mí nunca me iba a pasar. Reconozco que pensé que iba a quedarme en un  pozo sin futuro alguno. Y que sólo los que saben o han pasado por esto, pueden entenderlo. 
Llegó mediados de Enero y todo cambió con aquella llamada. Una llamada que transformó mi mundo y mi visión de las cosas… Me daba miedo poder pensar que podía encontrar un trabajo… Un trabajo de verdad, un trabajo en el que tienes un horario, un trabajo al que debes acudir cada día y sobre todo, un trabajo donde las personas que están no son sólo personas… son mucho más que eso.

Y de repente, mi mundo cambió hasta yo misma he cambiado en ese mundo en el que me muevo ahora mismo. Al principio no me lo podía creer… pasaban los meses y ahí seguía. Tenía miedo de que sólo fuera temporal. Tenía mucho miedo… Tenía miedo de perderlo cuando llegó el verano por circunstancias que sucedieron. Pero pasó el verano  y los meses y aquí estoy, a 31 de diciembre del 2015 para entrar en un año distinto… Un año que espero que sea como este que he vivido.

He aprendido muchas cosas… He aprendido a ser paciente, a no perder los nervios, a disfrutar de los pequeños detalles, a valorar a las personas por lo que me ofrecen, a confiar en los demás, a ser consciente de que la vida hay que vivirla en el presente, a pensar con la cabeza, a rodearme sólo de personas de verdad y con un buen corazón. Y sobre todo he aprendido a quererme. He conocido a personas que son casi como una familia porque realmente hayan sido unas u otras, siempre he sabido de su existencia y ahora, tengo la suerte de estar con todos ellos.

También he aprendido a conocer un poco más a mi padre… A verle en otro entorno. Y cada día que pasa estoy más orgullosa de todo lo que puede llegar a hacer. De su colaboración en la Cruz Roja y en otros lugares.

Lo cierto, es que este año, la misma vida, me ha dado una lección a nivel humano. Una lección de valores y sobre todo, un año donde agradezco cada cosa buena que me ha dado… Agradezco que la vida misma te ponga límites para ser fuerte, para que, aunque te caigas, haya alguien que te pueda levantar. Y que cuando crees que nada bueno puede venir… De repente, aparece.

En definitiva, sólo puedo decir, que este año 2015 ha sido el mejor en mucho tiempo para mí. Lo empecé mal… Pero enseguida un sueño se hizo realidad… Y gracias a eso, podré dar más pequeños pasitos…  Porque mi vida sólo se basa en eso… En tener un trabajo, que encima supera todas mis expectativas porque es un lugar lleno de significado, en ganar un dinero que me permita irme a Leganés y que, siendo sincera, si todo sigue como hasta ahora, lo haré ya por fin, al año que viene, en rodearme de personas que me aporten cada día algo nuevo y de amigos y amigas que lo sean de corazón.  
En tener a mis padres ahí, porque son al final quienes siempre están, pase lo que pase y sea como sea. Son ellos siempre quienes de verdad se alegran cuando me suceden cosas buenas o se entristecen cuando sufro y porque son ellos quienes han vivido todo de primera mano.

No necesito más… No necesito valores materiales, no necesito más dinero, ni tampoco ponerme una careta… Sólo necesitaba ser feliz y ser como soy, con mis virtudes, con mis defectos, con mis carencias, con mis ilusiones… A fin de cuentas,  recuperar lo que un día fui. Y de repente, este año lo conseguí… De repente, no puedo borrar mi sonrisa al recordar todo lo que este año ha sido. Ya sea mejor o peor el año 2016, sólo puedo decir que este 2015 ha sido un año para recordar… Un año que no olvidaré jamás. Y una fecha de un 2 de Febrero que siempre quedará grabada en mí...


domingo, 9 de agosto de 2015

Todo esto te diría...

Parece que fue ayer… Parece que no ha pasado tanto tiempo pero lo cierto es que han sucedido tantas cosas… Me gustaría poder contártelas, me gustaría poder preguntarte…

Hace poco que fue tu cumpleaños y aún recuerdo que por aquellas fechas de mayo teníamos la sana costumbre de reunirnos en un lugar u otro. Pero eso no ha vuelto a suceder. En este tiempo he descubierto nuevas facetas de las personas que me rodeaban, no sé si, incluso tú lo sabrías. No sé si tú misma te hacías la tonta y sabías lo que estaba sucediendo. O quizá, es que te lo ocultaron. No lo sé… Pero pasado el tiempo, me da rabia haber dejado a esa mujer para que hablara sobre ti en aquella misa, una persona que no merecía hacerlo porque por aquel entonces sólo estaba fingiendo que todo iba bien y no era así…  Yo era desconocedora de todo aquello por aquel tiempo porque de haberlo sabido, las cosas no hubieran sido como resultaron.

Me gustaría poder contarte que mi vida ha ido evolucionando. Me gustaría poder decirte que poco a poco mis diversas esferas se van llenando, algunas más lentamente y otras con rapidez. Estabas interesada en temas de amor, lo recuerdo perfectamente, siempre me preguntabas. Últimamente, lo hacías mucho pero yo no te decía la verdad, yo apenas le daba importancia. Siempre te decía que tenía amigos porque realmente, prefería mantenerte alejada de mis temas amorosos por miedo siempre a tener que dar explicaciones después si la cosa no salía bien. Me resultaba más cómodo no mencionar la existencia de nadie a mi lado por lo que pudiera pasar. Con el tiempo, parece ser que esa misma persona que te oculté, decidió quedarse a mi lado. Y a día de hoy, puedo decir que lo sigue estando. Probablemente tú me preguntarías sobre el futuro y yo te contestaría con un “ni yo misma lo sé” porque hasta las relaciones más sólidas pueden desvanecerse en un segundo… Ahora ya no soy como antes… Ahora ya vivo el presente y no pienso en lo que será o dejará de ser. Cuando te han hecho daño en el pasado, ya actúas con más precaución.

Acerca del tema laboral, la verdad es que he ido haciendo de todo en este tiempo… He trabajado en lugares de diversa índole pero a día de hoy, estoy en un lugar que ni tú misma te creerías. Y cuando encuentras algo que supera todas tus expectativas… Eso es maravilloso. Aunque también tengo miedo de perder lo mejor que me ha dado la vida hasta ahora… Tengo miedo de perder algo que causaría un quebradero en mi futuro. Digamos que todo en esta vida está relacionado. Una cosa lleva a la otra. Lo estaba ya pensando para el año que viene... lo estaba meditando y estaba decidida y segura, hasta que de repente los cimientos de algo que podía ya sentirlo, se tambalean de nuevo. Siempre he dicho que no quiero pensar en el futuro porque la vida puede cambiar en cualquier momento y aunque no lo manifieste o diga, me da pánico poder volver a lo que tenía antes.

La familia ya no es lo que era… Esa casa en Esquivias me trae tantos recuerdos… Ahora la veo y siento pena. Se me parte el corazón ver que se cae, que ya no es lo que era. Es el paso del tiempo, eso dicen, pero lo cierto, es que creo a veces que es la desidia. Me da cierta tristeza pasar por allí y ver que ese lugar algún día será sólo un solar vallado. Ojalá yo pudiera hacer algo ahí… pero no tengo poder para ello.

Lo cierto es que todos hemos ido creciendo. Yo la primera, en este tiempo me he vuelto más desconfiada y me he llevado grandes sorpresas. He reflexionado acerca de tu vida, de lo que me han ido contando, de lo que sé y no digo… Y me planteo muchas cosas que ojalá pudiera preguntarte. Me da por pensar y pensar pero hoy, por no herir la sensibilidad de determinadas personas, es necesario callarse. Jamás he entendido porque existen ciertos temas con los que no se puede hablar con asiduidad pero tú a pesar del paso del tiempo decidiste enterrarlo. No lo logro entender y ahora no será el momento de indagar más, pero más adelante, si la vida me lo permite, lo haré.

En realidad, aunque diga todo esto, también tengo que decirte que te echo de menos… Echo de menos verte, que me dijeras “niña” cada vez que querías algo, que insistieras una y otra vez por saber cuándo podría ir a verte, que te quejaras de tus dolores, que quisieras vernos a Lydia y a mi juntas, que me preguntaras por cosas que yo desviaba… Echo de menos saber que estás en un lugar, ya fuera una casa o una residencia… Echo de menos que me dijeras que me querías y que a mi me costara tantísimo decir un “yo también”. Echo de menos en definitiva, tenerte aquí  porque tú eras  la única abuela que estaba  y que, en realidad siempre tuve porque esta vida no me permitió conocer realmente a nadie más.

Todo esto te diría si estuvieras aquí, todo esto y mucho más te contaría si no te hubieras ido… porque pronto son ya dos años los que no estarás aquí… Son dos años que han marcado y dado lugar a cambios a raíz de tu ausencia, para bien o para mal… Pero son dos años en los que no te he podido contar todo esto que aquí te cuento…


domingo, 28 de junio de 2015

Y son sólo esas personas las que se deben quedar...

Todos somos el resultado de las personas que han ido pasando por nuestra vida. Todos somos el producto de las experiencias que hemos vivido anteriormente. Y todo eso, haya sido bueno o malo nos sirve para crecer, para madurar y sobre todo, para tener más claro que es lo que podemos querer o no querer tener en un futuro.

Hay muchas veces que tenemos que ser conscientes de que la vida nos brinda la oportunidad de poder disfrutarla junto a personas, que a medida que vamos conociendo, se pueden integrar más o menos en nuestro círculo. Habrá algunas que se queden y otras que, simplemente, desaparezcan porque hay veces que la vida es caprichosa y por mucho que uno quiera, no se puede forzar a nadie a que no vuele a otro lugar.

Hay capítulos que se deben cerrar, hay personas que han formado parte de mi vida y que, por las circunstancias ya no deben estar… Ya no pueden estar… Forman parte del pasado. Y el pasado es eso… Pasado. El pasado no es más que un cúmulo de recuerdos que tenemos todos, recuerdos que, incluso, con el tiempo, los podemos tergiversar y lo que en un momento era de una manera, hoy puede ser de otra. El pasado hay que dejarlo donde está porque el pasado también puede, a veces, doler.  

Y a medida que vamos alejándonos de ese pasado, vamos cambiando… Vamos evolucionando. Los años y las nuevas personas que van apareciendo a nuestro alrededor nos moldean, nos transforman y nos enseñan, incluso, nuevas perspectivas de la vida. Una vida que a veces puede traer dolor, otras felicidad… Una vida que está cargada de sentimientos, de emociones, de sensaciones… Una vida que nos pone a prueba y que además, nos permite quedarnos con lo bueno  y dejar atrás a aquellas personas  que no voy a decir que fueran malas, porque en el fondo, seguro que no lo eran, pero que por determinadas actitudes y en ese preciso momento de la vida, no encajaban.

Existen personas que no han valorado lo que tenían…  Hay personas que piensan que las cosas podían ser para siempre… Y nada es eterno… Nada lo es. Ni siquiera las personas que en un momento de la vida nos pueden estar acompañando. Es quizá después, cuando esas personas  han perdido lo que tenían cuando se dan cuenta de ello… Y entonces es tarde, entonces ya no es lo mismo… Y pasa el tiempo… Y cada uno tiene su velocidad de vivir la vida. Cada uno tiene su forma de ser…  Nunca he pensado ni pienso que lo que tengo ahora pueda no perderlo en un futuro.  Nunca he pensado que los buenos momentos por lo que, ahora, estoy pasando puedan ser para siempre. Nunca he pensado tampoco que después de tanto tiempo, tenga que ponerme a reflexionar sobre ciertas cosas que tenía ya olvidadas.

La vida sigue… La vida hay que vivirla y aunque uno desee poder cambiar el pasado, las actitudes o los errores, hoy ya no se pueden cambiar. Todos hemos cometidos errores, yo la primera, pero soy consciente de ellos y eso me ha servido  para no repetirlo con nadie que me quiera, con nadie que me demuestre que está ahí. Esa es la gran diferencia. Porque los errores no se pueden cambiar con la misma persona con los que uno los ha cometido pero nos permite no caer de nuevo en aquellas cosas que un día nos hicieron daño. Sólo por eso, hoy cada uno es más consciente de lo que puede querer o no querer en su vida. Cada uno es libre de elegir qué camino tomar y sobre todo, cada uno tiene la posibilidad de tomar la decisión de cerrar capítulos que en el pasado hicieron daño y dieron lugar a situaciones que hoy deben quedarse en ese mismo pasado donde se sucedieron.

Y es por eso, por lo que la vida avanza… Para permitirnos valorar cada detalle y cada nueva persona que nos aporta un granito de felicidad. Y son sólo esas personas las que se deben quedar… Son sólo esas personas las que jamás se tienen que ir…


lunes, 2 de marzo de 2015

Ahora yo... Al otro lado...

Las circunstancias son las que, a veces, sin querer nos van cambiando… Los acontecimientos que ocurren a nuestro alrededor son los que manejan la evolución de nuestras vidas. Nos creemos, en la mayoría de los casos, que somos nosotros los que dirigimos el rumbo o elegimos, pero la realidad es que es la propia vida la que nos dice por dónde debemos caminar.

Hasta hace unos meses, he de decir que me sentía descolocada, perdida, a la deriva… Hace unos meses pensaba que nada iba a cambiar y que este año que entraba, nada iba a tener de especial. Seguiría durmiendo mal… Seguiría enojada conmigo misma y sobre todo, seguiría haciendo verdaderos esfuerzos por seguir por algún camino fuera como fuese…

Ahora, a día de hoy, han sucedido cambios en mí y en mi alrededor. Cambios donde la mayor protagonista soy yo… Cambios que creí que jamás iban a suceder… Cambios que me guían hacia una orientación correcta. Los miedos siguen existiendo, por supuesto. La incertidumbre sigue estando ahí y evito hablar del futuro porque, incluso ahora mismo, tengo miedo de saber lo que quiero y que no se cumpla… Sé lo que quiero… Lo tengo claro desde hace años y es ahora cuando lo puedo ver más cerca pero no quiero pensar en ello porque es el tiempo el que debe avanzar para evidenciar o no si valgo para seguir por el camino que la vida me ha brindado.

No se me olvida el pasado… No se me olvidan las horas interminables en la calle bajo un aterrador frío. No se me olvidan las humillaciones y las malas maneras de algunos lugares en los que he estado. No se me olvida el sueldo de tres euros y medio la hora. No se me olvidan las mentiras encubiertas que he tenido que decir para mantener un trabajo de comercial. No se me olvidan los lloros por la inutilidad creada en mi interior… No se me olvidan aquellas personas que están cerca y lo están pasando… No se me olvidan… Y aunque ahora mismo esté al otro lado, todavía se me llenan de lágrimas los ojos cuando veo a personas entregar curriculums rogando algún puesto de trabajo, sea el que sea. Aún siento esa angustia que me recorre el cuerpo por saber que, probablemente, a ese padre e hijo que van buscando trabajo no los reciban como personas. Todavía me emociono cuando ese padre e hijo me dan las gracias a mi por tratarles como seres humanos, por no despreciarles y por abrirles la puerta y hablarles… Porque en otros lugares no lo hacen… Quizá sea porque yo sí que he estado al otro lado. Y todavía tengo miedo de poder estarlo…

Algunas personas me han dicho que he cambiado… No lo creo… He cambiado con respecto a las preocupaciones, he cambiado con respecto a la seguridad en mi misma, he cambiado con respecto a la escala de prioridades… En eso sí que he cambiado. Sigo siendo la misma pero con más convicciones… Sigo siendo la misma que hace un mes… Sigo teniendo miedo de no pasar ese mes de prueba que me queda y volver de nuevo al lado en el que estaba. Tengo miedo de pensar que lo puedo pasar y que dentro de un tiempo podré lograr mi más ansiado sueño… Tengo miedo de pensarlo y que, como he dicho antes, no suceda.

Quizá, piense todo esto porque la vida es la que nos va orientando, es la que nos guía e incluso aquel que está arriba y al que acudo cuando me siento realmente desesperada me haya dado un empujón para recordarme lo que puedo llegar a valer.  

Pero de una forma u otra, valoro lo que la vida me está brindando que para mí es un sueño hecho realidad. Valoro poder decir que tengo algo… Que puedo levantarme cada mañana con la idea de tener que realizar una labor, con la idea de que no será sólo una campaña eventual, sino todos los días de lunes a viernes… Valoro cada momento y cada situación nueva en la que me tengo que desenvolver. Valoro la oportunidad que tengo y que de seguir así, sería el objetivo de mi vida… No necesito otra cosa… No necesito avanzar laboralmente como otras personas… Sólo necesitaba un trabajo en un lugar, en el que además, tienen un valor sentimental para mí. Un lugar donde si me dijeran que podría pasar el resto de mis días allí en ese mismo puesto de trabajo, lo haría encantada. Porque he pasado por tantas cosas… He pasado por tantos lugares y he experimentado tantas situaciones que, gracias a ellos, sé hoy en día valorar lo que tengo y puedo llegar a tener.  Porque sólo las personas que hemos estado en el otro lado sabemos lo que significa tener algo… Sólo los que seguimos recordando nuestros orígenes y esfuerzos, sabemos lo que supone un cambio. Da igual el sueldo… Da igual el horario… Lo importante es poder valorar cada instante nuevo que la vida me está brindando…


Porque ahora yo… estoy al otro lado pero gracias a haber experimentado trabajos de otro tipo, hoy puedo saber valorar más ciertas cosas que otras personas… Y porque el dinero no da la felicidad… Lo que lo da es la autoestima, la certeza, la seguridad, la utilidad y la confianza en uno mismo y en su futuro... Es decir, todo se resume en estabilidad mental.. Y vital...