domingo, 14 de noviembre de 2010

Caminando... SÍ hay CAMINO...

Hace algún tiempo que no escribo, es más hace algún tiempo que simplemente, me he limitado a vivir y a disfrutar de cada instante que mi entorno me brindaba y aunque suene raro decirlo, me he dedicado tanto a vivir que no he tenido apenas tiempo para volver a expresar mis sentimientos y a contar todo aquello que creo que es considerable de escribir porque al vivir yo mi vida, explico todo lo que sucede en ella.

Hay personas a las que le gustaría no estar aludidas en mi blog, pero la vida es un constante camino y en un determinado momento, ciertas personas estuvieron presentes en aquel tiempo y por eso fueron nombradas. Considero que la vida de cada uno de nosotros es como un libro, en el que hay un protagonista y una serie de actores secundarios, terciarios... que van apareciendo y desapareciendo y acorde a las decisiones que tomemos así se va narrando la historia de cada uno.

¿Qué ha pasado desde la última vez que escribí aquí?  Para mi bienestar y tranquilidad tomé la decisión de desplazar a personas que me hacían daño porque de seguir así, quien iba a caer en picado iba a ser yo. Ya no me duele hablar de determinadas circunstancias como antes ocurría. Ya no siento dolor por dentro cuando camino mirando al frente... Y por eso, en el momento en el que escribí aquí ciertos sucesos era lo que en ese instante sentía. No he vuelto a leer lo que en otras entradas escribí porque ya ha pasado el tiempo y no creo que haga falta recordar cosas que a día de hoy, ya no duelen, porque tras haber hablado con personas cercanas a mí, he descubierto aún más mentiras y crueldades hacia mi persona desde hace años atrás... Eso es lo que me duele y ya no el hecho pasado. Me duele que alguien en quien confiabas, por detrás me estaba matando alusivamente con falsedades que no eran reales... Como dicen, con el tiempo la verdad sale al encuentro y lo que más me sorprende es que mi entorno, no se ha sorprendido de las barbaridades de las que me he enterado porque parece ser que había personas que le conocían mejor que yo... Pero el pasado, pasado está... Todo ha cambiado...

Ahora hablo de recuerdos y la verdad no es que haya perdonado, pero en cierta manera esa rabia y furia que había dentro de mí, se ha disipado porque la gran mentira con la que estuve algunos años, ha desaparecido por los maravillosos sucesos que me han ocurrido en los últimos meses... Mi vida ha cambiado completamente, hasta tal punto que no creí que iba a llegar a sentirme tan bien y a experimentar tales sensaciones de bienestar y seguridad en mi misma, sin necesidad de ningún tipo de pastillas antidepresivas o de tranquilizantes. Yo sola estoy marcando mi camino y en él, están todas aquellas personas que yo quiero que estén y que me demuestran día a día que son auténticas.
Doy gracias por haber recuperado a alguien muy importante y especial en mi vida, esa amiga que me brindó y me brinda la ayuda que necesito en todo momento y que siempre la recordaré con su caja de galletas de dinosaurios. Ella es una persona con un gran potencial y que, aunque no lo sepa, tiene una fuerza extraordinaria para tirar de los demás sin mostrar debilidad a pesar de que en algunas circunstancias ciertos sucesos la superen. No es que quiera resaltar su generosidad, pero sin ella, lo más probable es que no hubiera podido seguir para adelante. Y por eso, quiero que aquí quede escrito porque la debo tanto... que me siento en deuda por todo aquello que hizo por mí, desinteresadamente.
Junto a ella, ha habido muchos más cambios y personas que han aparecido en mi vida y que he conocido que me están aportando mucho más de lo que creí que jamás me iban a aportar, pero que siempre tiran de mí para sentirme cada día un poquito mejor. Esto es un camino largo, pero los que me rodean saben que necesito mi tiempo para poder volver a ser la que era, pero a pesar de ello, me siguen ayudando y empujando a una velocidad que yo misma me sorprendo de lo bien que me encuentro en comparación con tiempo atrás. Son muchas las personas que me han ayudado y que siguen estando ahí, y que no me dejan caer ni recordar hechos pasados más allá de lo imprescindible y por cuestiones de diálogo.

Estoy muy orgullosa de mi misma, estoy muy contenta con los cambios que ha habido en mi vida. Ahora he aprendido a valorar todo lo que tengo a mi alrededor y sobre todo a valorarme a mí misma. He terminado el Posgrado de Psicología y con ello, el proyecto que tanto me ha costado. Después, me puse a buscar a trabajo y tampoco puedo quejarme porque, a día de hoy, puedo decir que la semana que viene comienzo a trabajar en una empresa de investigación de mercado. Es más, este mes ya acabo mi curso de geriatría para en un futuro, también, tener la posibilidad de trabajar en una residencia de ancianos. Y mi entorno sigue estando ahí y mostrándome su apoyo día tras día. Estoy sembrando mi vida con cada paso que voy dando y me rodeo de personas buenas que quieren para mí, el bien y la tranquilidad. Y son muchas... amigas de toda la vida, amigos de siempre, amigas de la universidad a las que he conocido mejor en estos últimos tiempos, familiares cercanos y también recién casados con los que he confesado todo tipo de sentimientos, nuevas apariciones que han surgido desde hace un mes y medio confiando en mi recuperación... Son tantas personas...

Ahora hay que seguir... ahora hay que caminar con un ritmo constante porque lo que más me ha sorprendido de todo esto, es aquel abrazo que mi médico de cabecera me brindó la última que estuve en su consulta... Me hizo una pregunta pidiéndome permiso previamente y tras mi contestación se levantó y me pidió perdón por lo que iba a hacer que no era más que darme un abrazo. ¿Es que a alguien hay que pedirle permiso para darle un abrazo cuando de verdad lo sientes? Me emocionó tanto que eso también me dio fuerza y se impresionó de mi rapidez de recuperación, cosa que dio lugar a no hacerme volver allí.
Ahora estoy segura de lo que quiero y no es más que seguir avanzando por mi camino, echando a un lado a esas personas que puedan hacerme daño y siguiendo conmigo, aquellas que me empujan diariamente como si fueran mis ángeles de la guarda. ÁNGELES que me ha mandado Dios y que me ayudan en las diversas áreas de la vida porque sin ellos, esto que estoy escribiendo, no hubiera sido posible. ÁNGELES que me llevan al futuro y que me hacen valorar el presente en el que ahora mismo me encuentro.