domingo, 26 de octubre de 2014

Es ahí cuando te das cuenta...

Aún recuerdo aquellos días… aquellos momentos del pasado y de todas esas personas que conformaban, sin querer, mi  mundo. Un mundo que comenzaba…  Aún se me vienen a la cabeza recuerdos, instantes y sobre todo, comportamientos, que a medida que vamos creciendo o más bien evolucionando, van variando… ¿Cuántos de nosotros tenemos personas que nos conocen tanto que saben perfectamente lo que pensamos sin tener que decir apenas nada? ¿Cuántos de nosotros tenemos a alguien que se formó a nuestro lado y que a día de hoy sigue estando?

La vida avanza y las personas que vamos conociendo a lo largo del camino, también van variando… Quizá, no nos demos cuenta de cuánto hemos cambiado hasta que alguien, que de verdad, nos conoce, vuelve a aparecer. Alguien que ha pasado la infancia y adolescencia a nuestro lado… Alguien que, sin darte cuenta, te va recordando detalles de los que ni uno mismo tiene constancia.

Aquellos sueños e ilusiones… Aquellas ideas de lo que queríamos ser, aquellas ambiciones y convicciones de llevarlo, costara lo que costara, a la práctica. Aquella manera de entender la vida y con esas preocupaciones absurdas a día de hoy pero que por aquel entonces formaban y modelaban nuestras vidas.  Años compartiendo pupitre en un colegio. Años escribiendo cartas y cartas kilométricas a pesar de que, en un momento determinado, la distancia nos separó. Los primeros amores, las primeras decepciones… Las primeras injusticias o falsedades… Las primeras ilusiones y búsquedas…  En cierta manera, cada una sabía lo que quería y por circunstancias de la vida, el camino se separó. Pero la vida es caprichosa y por un motivo u otro, de repente, pasados los años, la vida, nos vuelve a juntar.

Es ahí cuando tú me reconoces a mí más que yo a ti. Es ahí cuando observo que he cambiado, pero no tanto como lo has hecho tú. ¿O quizá sí? No lo sé… Es ahí cuando hablamos de lo que nos hubiera gustado tener hoy en día pero que no lo tenemos. Es ahí cuando, me doy cuenta que tú recuerdas instantes y gustos que ya se han quedado en el olvido. Recuerdas la zona por la que vivía y que si la vida me lo permite, volveré. Recuerdas tantas cosas de mí… Y yo me pongo a pensar… Y recuerdo… pero no tanto… Recuerdo tus malas experiencias, recuerdo tus miedos, tus anhelos, tus luchas emocionales y hoy te veo, frente a mi. Distinta… Tan distinta… Seria, con las ideas claras y con ganas de retomar una amistad que empezó los primeros años de nuestra vida.  Miro en mi interior y lo cierto, es que yo también he cambiado pero no creo que tanto… La base de ambas sigue siendo la misma pero cada una ha ido madurando a su modo.

Quizá yo me vea más infantil… Dando una imagen más despreocupada, pero digo imagen porque esa no es la realidad. A ti te veo más seria… más centrada. Quizá también sea porque tu vida es menos caótica que la mía. Quizá sea porque tú sabes el camino por el que debes avanzar y yo, voy en zigzag, probando desviaciones del camino. O porque tú siempre has sido más segura que yo, a pesar, de las malas experiencias que la vida te ha puesto por delante. Pero de una forma u otra, te sigo reconociendo… Pero no conociéndote como antes.

Nos ponemos al día, de tu familia, la mía, de tu vida, de mi momento actual, de todo aquello que nos rodea. Nos miramos, hablamos y veo en tus ojos un interés por seguir o quizá, retomar esa amistad que a día de hoy la une tan sólo los recuerdos del pasado. Y miro al frente y me pongo a pensar, la gran cantidad de amistades que han pasado, pero que realmente, hoy en día, tenemos esa mala manía de llamar amistad a cualquiera que aparece y nos escucha un poco. Pero yo llamo amistad a esas personas con las que he compartido parte de mi vida, momentos duros y que me han ayudado a sobreponerme. Llamo amistad a personas que conocen mi base y que aunque, en el camino uno cambie, sigue estando ahí.

Estábamos distintas… pero es cierto eso que dicen… Es cierto que cuando alguien tiene una amistad muy fuerte con otra persona, por muchos años que pasen cuando te vuelves a reencontrar hay algo ahí… Hay algo que hace que por un momento vuelva a ser igual… Es ahí cuando te das cuenta de que, a pesar, de que las personas cambiemos o aparentemos, los que de verdad nos conocen y que sobre todo, son los que nos han visto crecer y han compartido día tras día las vivencias, son los que nos hacen reflexionar sobre lo que queríamos y éramos y lo que hoy tenemos o somos.

Lo cierto, es que no puedo evitar afirmar que ese día mi vida fue un poquito más feliz, porque retome el contacto con alguien que conoce mi base, que me conoce de verdad y que sobre todo, es alguien a quien sí que conozco casi desde que nací. Es alguien que me ha hecho pensar… Alguien que me ha escuchado y que forma parte de esas personas que siempre llevarás en el corazón y cuya amistad no se puede romper porque se creó en la infancia… Aunque a día de hoy, ya no seamos las mismas…