domingo, 28 de junio de 2015

Y son sólo esas personas las que se deben quedar...

Todos somos el resultado de las personas que han ido pasando por nuestra vida. Todos somos el producto de las experiencias que hemos vivido anteriormente. Y todo eso, haya sido bueno o malo nos sirve para crecer, para madurar y sobre todo, para tener más claro que es lo que podemos querer o no querer tener en un futuro.

Hay muchas veces que tenemos que ser conscientes de que la vida nos brinda la oportunidad de poder disfrutarla junto a personas, que a medida que vamos conociendo, se pueden integrar más o menos en nuestro círculo. Habrá algunas que se queden y otras que, simplemente, desaparezcan porque hay veces que la vida es caprichosa y por mucho que uno quiera, no se puede forzar a nadie a que no vuele a otro lugar.

Hay capítulos que se deben cerrar, hay personas que han formado parte de mi vida y que, por las circunstancias ya no deben estar… Ya no pueden estar… Forman parte del pasado. Y el pasado es eso… Pasado. El pasado no es más que un cúmulo de recuerdos que tenemos todos, recuerdos que, incluso, con el tiempo, los podemos tergiversar y lo que en un momento era de una manera, hoy puede ser de otra. El pasado hay que dejarlo donde está porque el pasado también puede, a veces, doler.  

Y a medida que vamos alejándonos de ese pasado, vamos cambiando… Vamos evolucionando. Los años y las nuevas personas que van apareciendo a nuestro alrededor nos moldean, nos transforman y nos enseñan, incluso, nuevas perspectivas de la vida. Una vida que a veces puede traer dolor, otras felicidad… Una vida que está cargada de sentimientos, de emociones, de sensaciones… Una vida que nos pone a prueba y que además, nos permite quedarnos con lo bueno  y dejar atrás a aquellas personas  que no voy a decir que fueran malas, porque en el fondo, seguro que no lo eran, pero que por determinadas actitudes y en ese preciso momento de la vida, no encajaban.

Existen personas que no han valorado lo que tenían…  Hay personas que piensan que las cosas podían ser para siempre… Y nada es eterno… Nada lo es. Ni siquiera las personas que en un momento de la vida nos pueden estar acompañando. Es quizá después, cuando esas personas  han perdido lo que tenían cuando se dan cuenta de ello… Y entonces es tarde, entonces ya no es lo mismo… Y pasa el tiempo… Y cada uno tiene su velocidad de vivir la vida. Cada uno tiene su forma de ser…  Nunca he pensado ni pienso que lo que tengo ahora pueda no perderlo en un futuro.  Nunca he pensado que los buenos momentos por lo que, ahora, estoy pasando puedan ser para siempre. Nunca he pensado tampoco que después de tanto tiempo, tenga que ponerme a reflexionar sobre ciertas cosas que tenía ya olvidadas.

La vida sigue… La vida hay que vivirla y aunque uno desee poder cambiar el pasado, las actitudes o los errores, hoy ya no se pueden cambiar. Todos hemos cometidos errores, yo la primera, pero soy consciente de ellos y eso me ha servido  para no repetirlo con nadie que me quiera, con nadie que me demuestre que está ahí. Esa es la gran diferencia. Porque los errores no se pueden cambiar con la misma persona con los que uno los ha cometido pero nos permite no caer de nuevo en aquellas cosas que un día nos hicieron daño. Sólo por eso, hoy cada uno es más consciente de lo que puede querer o no querer en su vida. Cada uno es libre de elegir qué camino tomar y sobre todo, cada uno tiene la posibilidad de tomar la decisión de cerrar capítulos que en el pasado hicieron daño y dieron lugar a situaciones que hoy deben quedarse en ese mismo pasado donde se sucedieron.

Y es por eso, por lo que la vida avanza… Para permitirnos valorar cada detalle y cada nueva persona que nos aporta un granito de felicidad. Y son sólo esas personas las que se deben quedar… Son sólo esas personas las que jamás se tienen que ir…