Todos somos el resultado de las personas que han ido pasando
por nuestra vida. Todos somos el producto de las experiencias que hemos vivido
anteriormente. Y todo eso, haya sido bueno o malo nos sirve para crecer, para
madurar y sobre todo, para tener más claro que es lo que podemos querer o no
querer tener en un futuro.
Hay muchas veces que tenemos que ser conscientes de que la
vida nos brinda la oportunidad de poder disfrutarla junto a personas, que a
medida que vamos conociendo, se pueden integrar más o menos en nuestro círculo.
Habrá algunas que se queden y otras que, simplemente, desaparezcan porque hay
veces que la vida es caprichosa y por mucho que uno quiera, no se puede forzar
a nadie a que no vuele a otro lugar.
Hay capítulos que se deben cerrar, hay personas que han
formado parte de mi vida y que, por las circunstancias ya no deben estar… Ya no
pueden estar… Forman parte del pasado. Y el pasado es eso… Pasado. El pasado no
es más que un cúmulo de recuerdos que tenemos todos, recuerdos que, incluso,
con el tiempo, los podemos tergiversar y lo que en un momento era de una manera,
hoy puede ser de otra. El pasado hay que dejarlo donde está porque el pasado
también puede, a veces, doler.
Y a medida que vamos alejándonos de ese pasado, vamos
cambiando… Vamos evolucionando. Los años y las nuevas personas que van
apareciendo a nuestro alrededor nos moldean, nos transforman y nos enseñan,
incluso, nuevas perspectivas de la vida. Una vida que a veces puede traer
dolor, otras felicidad… Una vida que está cargada de sentimientos, de
emociones, de sensaciones… Una vida que nos pone a prueba y que además, nos
permite quedarnos con lo bueno y dejar
atrás a aquellas personas que no voy a
decir que fueran malas, porque en el fondo, seguro que no lo eran, pero que por
determinadas actitudes y en ese preciso momento de la vida, no encajaban.
Existen personas que no han valorado lo que tenían… Hay personas que piensan que las cosas podían ser
para siempre… Y nada es eterno… Nada lo es. Ni siquiera las personas que en un
momento de la vida nos pueden estar acompañando. Es quizá después, cuando esas
personas han perdido lo que tenían cuando
se dan cuenta de ello… Y entonces es tarde, entonces ya no es lo mismo… Y pasa
el tiempo… Y cada uno tiene su velocidad de vivir la vida. Cada uno tiene su
forma de ser… Nunca he pensado ni pienso
que lo que tengo ahora pueda no perderlo en un futuro. Nunca he pensado que los buenos momentos por
lo que, ahora, estoy pasando puedan ser para siempre. Nunca he pensado tampoco
que después de tanto tiempo, tenga que ponerme a reflexionar sobre ciertas
cosas que tenía ya olvidadas.
La vida sigue… La vida hay que vivirla y aunque uno desee
poder cambiar el pasado, las actitudes o los errores, hoy ya no se pueden
cambiar. Todos hemos cometidos errores, yo la primera, pero soy consciente de
ellos y eso me ha servido para no
repetirlo con nadie que me quiera, con nadie que me demuestre que está ahí. Esa
es la gran diferencia. Porque los errores no se pueden cambiar con la misma
persona con los que uno los ha cometido pero nos permite no caer de nuevo en
aquellas cosas que un día nos hicieron daño. Sólo por eso, hoy cada uno es más
consciente de lo que puede querer o no querer en su vida. Cada uno es libre de
elegir qué camino tomar y sobre todo, cada uno tiene la posibilidad de tomar la
decisión de cerrar capítulos que en el pasado hicieron daño y dieron lugar a
situaciones que hoy deben quedarse en ese mismo pasado donde se sucedieron.
Y es por eso, por lo que la vida avanza… Para permitirnos
valorar cada detalle y cada nueva persona que nos aporta un granito de
felicidad. Y son sólo esas personas las que se deben quedar… Son sólo esas
personas las que jamás se tienen que ir…