viernes, 31 de diciembre de 2010

La vida ya me empuja...

Hoy se acaba el año... Hoy es el final de otro año más... Un año lleno de circunstancias. Un año lleno de alegrías, de penas, de momentos inolvidables y de recuerdos que se alejan y acaban en el olvido. Un año que a fin de cuentas espero que no se repita y que se quede en el pasado como otros más.
Últimamente no he tenido demasiado tiempo para escribir pero hoy, 31 de diciembre, me he decidido a hacerlo como culminación de alejar todas las cosas malas que me han ocurrido. Es cierto, que también he vivido muchos buenos momentos y eso siempre los recordaré porque en ese momento me sentía feliz... Y por ello y como manera de desahogo resumiré mi largo año con diversos momentos y personas...

Comenzaba el año 2010, un nuevo año en el que todo era negativo... Las navidades habían sido horribles porque el aura de una enfermedad estaba presente en mi círculo más cercano. La tesina del postgrado la había parado porque no me sentía con fuerzas para seguir con ella. La situación debido a esa aura infernal era muy tensa y desesperante. Poco a poco el mes de Enero fue avanzando... sólo le pedía a Dios que me trajera lo que yo más quería y era que alejara esa maldita enfermedad y parece que así lo hizo... Y por eso, todo fue mejorando y avanzando en el tiempo. Yo seguía con mis ancianos en la residencia de San Martín de la Vega. Tan feliz y querida como desde el mes de Septiembre del año 2009 que fue cuando comencé. Allí vi muchas cosas... tanta muerte... tantas personas que ya no estaban... tantas tragedias... pero eso sí, siempre rodeada de personas que me aportaban más y más y que sin querer, me estaban haciendo más humana y sobre todo humilde. Lo cierto es que hubo un antes y un después en mi ser, gracias a esa residencia y a su gente. Tal fue mi experiencia que me decidí a realizar un curso de Auxiliar de Geriatría para, en un futuro, poder dedicarme a ello, independientemente de estar estudiando. Y así hice... fueron pasando los meses y mientras estudiaba e iba a la residencia de ancianos, comencé el curso de Auxiliar los sábados por la mañana. En principio iban a ser 7 meses, pero lo acabé a los 4 meses y medio. El curso lo comencé en Abril, pero días antes llegó mi cumpleaños, y como es habitual, lo celebré con las personas más importantes en mi vida. En ese momento hubo personas que lo eran todo para mí y que lamento, debido a las circunstancias estuvieran ahí... Cumplía 26 años y mentiría sino dijera que ya se me hacían demasiados y que me veía ya más adulta debido a la edad, pero lo cierto es que yo seguía siendo la misma independientemente de la edad.

Poco a poco, seguí con mi tesina y se me hizo un tanto dura porque no la llevaba demasiado bien, por lo que preferí acabarla para septiembre en vez de hacerlo para julio.
Pasaron los meses y llegando al mes de junio, mi prima y su entonces novio, se casaron. Lo recuerdo como un día fantástico y lleno de emoción. Aún recuerdo a mi prima entrando a la iglesia y sobre todo en el último baile... Recuerdo que cuando bailaban ellos dos, yo estaba sentada encima de las piernas de cierta persona y sin querer, sin apenas pensarlo me emocioné y mis ojos se llenaron de lágrimas porque envidiaba lo que estaba viendo... Les veía tan enamorados y yo me sentía tan desdichada... Eso era amor y no lo que yo creía que tenía a mi lado por aquel entonces... Aún lo recuerdo y me sigo emocionando. Llegó julio y agosto... Decidí seguir con mis clases de Inglés en verano porque era cuando más tiempo tenía... Meses antes de llegar al mes de agosto, la tensión entre mi pareja y yo, eran evidente... Todo eran problemas a su alrededor, problemas que no entendía y a los que tampoco era capaz de hacer frente... Problemas que estaban ahí de manera evidente y que le fueron desgastando a él y a mí... Hasta tal punto que me fue dejando de querer y no fue capaz de decírmelo antes de hacer lo que hizo. Llego el mes de agosto y ahí se produjo mi total declive... Llegó mi vacío existencial, donde me sentía tan sola, que no quería seguir con la tesina. Me sentía tan despreciada, tan repudiada y sobre todo tan decepcionada... No entendía nada y no paraba de buscar explicaciones y hubiera hecho lo que hubiera estado en mi mano por la persona a la que tanto quería y con la que había compartido tantos momentos... De ahí pasé al desconocimiento y a la apatía con el sexo masculino. No quise saber nada de nadie que tuviera que ver con ellos. Me negaba y más que nada porque si una persona que decía quererme me echó de su vida tal y como lo hizo, ¿qué podía esperarme de alguien a quien pudiera conocer?

Pero me armé de fuerza y de valor y decidí seguir para adelante, echando también de mi vida a personas que me dañaban mentalmente y así hice, sé que no era lo apropiado pero iban a acabar destrozándome si me hablaban de él y lo que es peor... recordándome su presencia a él, cosa que además, a día de hoy siguen haciendo a través de las redes sociales a través de imágenes que me hacen sentir dolor en ese preciso instante, así que hice lo correcto. Decidí actuar y recuperar todo aquello que merecía de verdad la pena. No sabía que ocurriría, pero actué y fui hacia esa amiga que tanto necesitaba y que me correspondió como nunca hubiera hecho. Una amiga que siempre lo fue y que siempre lo será. Una amiga a la que la debo mucho más de lo que ella se pueda pensar porque ha sido la base y es el pilar de mi recuperación. Esa chica que me brindó su ayuda en forma de galleta y que a día de hoy tanta falta me hace. A partir de aquí todo cambió y me ayudó y me empujó a sacar lo que tenía enterrado desde hace años. Logró devolverme a la vida y fue enseñándome a cómo quererme a mí misma. Después, gracias a mi madre, aprobé el proyecto y fue la culminación de lo más grande para mí... el final de una etapa con un final feliz. Había acabado mi postgrado de Psicología y por aquel entonces empezaba una nueva época.
A mi lado, estaba una amiga de la universidad que también me ayudó mucho y que es curioso como hasta que no acabamos el postgrado no mostramos nuestro interior de verdad y fue después de dos años, cuando nos dimos la mano la una a la otra. Incluso otra amiga a la que había dado ya por perdida debido a las circunstancias del mes de agosto, habló conmigo y quiso poner las cosas en su sitio, aún teniendo mucho que ver su novio... Todo fue poniéndose en su sitio... Todo fue mejorando... Aparecieron personas masculinas a mi alrededor y en este tiempo, yo no he querido saber nada de chicos por la razón de que no eran los adecuados para mí y que para estar con alguien tienes que sentir ese algo especial que hace que el corazón se te desate con tan sólo pensar en él... y eso todavía no lo he sentido...

Hoy, 31 de diciembre, me veo aquí escribiendo tras un año complejo y con grandes sobresaltos personales, pero con los estudios acabados a la espera de realizar mis prácticas de Auxiliar de Geriatría los fines de semana debido a que estoy trabajando entre semana... Y también, retractándome de muchas de las cosas que dije en entradas anteriores porque lo cierto es que soy incapaz de odiar... creí que podía odiar a alguien pero no puedo porque no sé cómo se hace... Y al ser este mi espacio personal, tengo la plena libertad de decir todo aquello que creo que sea considerable de resaltar y haciendo saber a ciertas personas que este año se acaba y con ello sus malos momentos y que espero que pueda seguir tirando de mí misma para ver un futuro más esperanzador al lado de una persona que de verdad me quiera y que todavía no ha llegado... al lado de mis amigos y amigas que siempre me hacen sacar lo mejor de mi misma... al lado de mi familia que me hace sentir feliz... al lado de un buen entorno que me haga sentir paz... y sobre todo, al lado de la felicidad y de su mantenimiento... Eso es lo poco que pido al 2011... Sólo felicidad...

domingo, 14 de noviembre de 2010

Caminando... SÍ hay CAMINO...

Hace algún tiempo que no escribo, es más hace algún tiempo que simplemente, me he limitado a vivir y a disfrutar de cada instante que mi entorno me brindaba y aunque suene raro decirlo, me he dedicado tanto a vivir que no he tenido apenas tiempo para volver a expresar mis sentimientos y a contar todo aquello que creo que es considerable de escribir porque al vivir yo mi vida, explico todo lo que sucede en ella.

Hay personas a las que le gustaría no estar aludidas en mi blog, pero la vida es un constante camino y en un determinado momento, ciertas personas estuvieron presentes en aquel tiempo y por eso fueron nombradas. Considero que la vida de cada uno de nosotros es como un libro, en el que hay un protagonista y una serie de actores secundarios, terciarios... que van apareciendo y desapareciendo y acorde a las decisiones que tomemos así se va narrando la historia de cada uno.

¿Qué ha pasado desde la última vez que escribí aquí?  Para mi bienestar y tranquilidad tomé la decisión de desplazar a personas que me hacían daño porque de seguir así, quien iba a caer en picado iba a ser yo. Ya no me duele hablar de determinadas circunstancias como antes ocurría. Ya no siento dolor por dentro cuando camino mirando al frente... Y por eso, en el momento en el que escribí aquí ciertos sucesos era lo que en ese instante sentía. No he vuelto a leer lo que en otras entradas escribí porque ya ha pasado el tiempo y no creo que haga falta recordar cosas que a día de hoy, ya no duelen, porque tras haber hablado con personas cercanas a mí, he descubierto aún más mentiras y crueldades hacia mi persona desde hace años atrás... Eso es lo que me duele y ya no el hecho pasado. Me duele que alguien en quien confiabas, por detrás me estaba matando alusivamente con falsedades que no eran reales... Como dicen, con el tiempo la verdad sale al encuentro y lo que más me sorprende es que mi entorno, no se ha sorprendido de las barbaridades de las que me he enterado porque parece ser que había personas que le conocían mejor que yo... Pero el pasado, pasado está... Todo ha cambiado...

Ahora hablo de recuerdos y la verdad no es que haya perdonado, pero en cierta manera esa rabia y furia que había dentro de mí, se ha disipado porque la gran mentira con la que estuve algunos años, ha desaparecido por los maravillosos sucesos que me han ocurrido en los últimos meses... Mi vida ha cambiado completamente, hasta tal punto que no creí que iba a llegar a sentirme tan bien y a experimentar tales sensaciones de bienestar y seguridad en mi misma, sin necesidad de ningún tipo de pastillas antidepresivas o de tranquilizantes. Yo sola estoy marcando mi camino y en él, están todas aquellas personas que yo quiero que estén y que me demuestran día a día que son auténticas.
Doy gracias por haber recuperado a alguien muy importante y especial en mi vida, esa amiga que me brindó y me brinda la ayuda que necesito en todo momento y que siempre la recordaré con su caja de galletas de dinosaurios. Ella es una persona con un gran potencial y que, aunque no lo sepa, tiene una fuerza extraordinaria para tirar de los demás sin mostrar debilidad a pesar de que en algunas circunstancias ciertos sucesos la superen. No es que quiera resaltar su generosidad, pero sin ella, lo más probable es que no hubiera podido seguir para adelante. Y por eso, quiero que aquí quede escrito porque la debo tanto... que me siento en deuda por todo aquello que hizo por mí, desinteresadamente.
Junto a ella, ha habido muchos más cambios y personas que han aparecido en mi vida y que he conocido que me están aportando mucho más de lo que creí que jamás me iban a aportar, pero que siempre tiran de mí para sentirme cada día un poquito mejor. Esto es un camino largo, pero los que me rodean saben que necesito mi tiempo para poder volver a ser la que era, pero a pesar de ello, me siguen ayudando y empujando a una velocidad que yo misma me sorprendo de lo bien que me encuentro en comparación con tiempo atrás. Son muchas las personas que me han ayudado y que siguen estando ahí, y que no me dejan caer ni recordar hechos pasados más allá de lo imprescindible y por cuestiones de diálogo.

Estoy muy orgullosa de mi misma, estoy muy contenta con los cambios que ha habido en mi vida. Ahora he aprendido a valorar todo lo que tengo a mi alrededor y sobre todo a valorarme a mí misma. He terminado el Posgrado de Psicología y con ello, el proyecto que tanto me ha costado. Después, me puse a buscar a trabajo y tampoco puedo quejarme porque, a día de hoy, puedo decir que la semana que viene comienzo a trabajar en una empresa de investigación de mercado. Es más, este mes ya acabo mi curso de geriatría para en un futuro, también, tener la posibilidad de trabajar en una residencia de ancianos. Y mi entorno sigue estando ahí y mostrándome su apoyo día tras día. Estoy sembrando mi vida con cada paso que voy dando y me rodeo de personas buenas que quieren para mí, el bien y la tranquilidad. Y son muchas... amigas de toda la vida, amigos de siempre, amigas de la universidad a las que he conocido mejor en estos últimos tiempos, familiares cercanos y también recién casados con los que he confesado todo tipo de sentimientos, nuevas apariciones que han surgido desde hace un mes y medio confiando en mi recuperación... Son tantas personas...

Ahora hay que seguir... ahora hay que caminar con un ritmo constante porque lo que más me ha sorprendido de todo esto, es aquel abrazo que mi médico de cabecera me brindó la última que estuve en su consulta... Me hizo una pregunta pidiéndome permiso previamente y tras mi contestación se levantó y me pidió perdón por lo que iba a hacer que no era más que darme un abrazo. ¿Es que a alguien hay que pedirle permiso para darle un abrazo cuando de verdad lo sientes? Me emocionó tanto que eso también me dio fuerza y se impresionó de mi rapidez de recuperación, cosa que dio lugar a no hacerme volver allí.
Ahora estoy segura de lo que quiero y no es más que seguir avanzando por mi camino, echando a un lado a esas personas que puedan hacerme daño y siguiendo conmigo, aquellas que me empujan diariamente como si fueran mis ángeles de la guarda. ÁNGELES que me ha mandado Dios y que me ayudan en las diversas áreas de la vida porque sin ellos, esto que estoy escribiendo, no hubiera sido posible. ÁNGELES que me llevan al futuro y que me hacen valorar el presente en el que ahora mismo me encuentro.


martes, 28 de septiembre de 2010

Del amor al odio...

El tiempo pasa y el momento que estoy ocupando en escribir estas palabras, ya ha pasado. La vida es eso, momentos que pasan, momentos que se quedan atrás pero que son sustituidos por otros nuevos.
No se puede entender, muchas veces, el motivo por el que nuestra propia vida puede dar un cambio radical, pero los momentos que perdemos en pensar y buscar razones son momentos perdidos de nuestra vida. Hay que aprender a vivir, hay que aprender a disfrutar, a sentir, a experimentar… porque la vida pasa muy rápido y lo que hoy tenemos puede que mañana ya no lo tengamos.
Digo todo esto porque llegó un día en el que me levanté y me sentía mejor… estaba en paz conmigo misma… mis tranquilizantes y analgésicos que no son otros más que mis personas cercanas, han logrado que mi corazón ya no duela… sigue desangrándose, cierto, pero ya no duele como lo hacía antes porque todos y cada uno de ellos y ellas, han logrado que poco a poco vuelva a ser la persona que era hace casi ya 4 años.  No pienso en el futuro porque, quizá pueda no existir, vivo el presente, el día a día… Valoro esos detalles, esas conversaciones, esas risas, esa complicidad, esas palabras, ese cariño, esa preocupación… Cuantas  personas me han visto llorar… Cuanto miedo he podido sentir bajando a las profundidades, pero mi entorno, mi verdadero entorno ha logrado lanzarme una cuerda y con mi fuerza, agarrarme bien a ella, para seguir adelante. Amigos, amigas y familia. Todos ellos juntos.
He aprendido en este tiempo a valorarme, a quererme y sobre todo a deshacerme de todo aquello que me hace daño… Estoy aprendiendo a apartar a las personas que me han engañado con sus falsas actitudes y cuento todo esto aquí porque es mi blog, porque es mi corazón el que habla y porque al ser yo la protagonista de mi propia vida puedo hablar de los actores secundarios que han formado parte de ella. Mi intención no es hablar mal de nadie sino expresarme, en definitiva desahogarme… Estoy abriendo los ojos y dándome cuenta de tantas cosas… Dios… que idiota fui… Que ímbécil…  Pero claro, el barro que me tapaba no me dejaba ver el arco iris que había arriba.
De todos modos, no quiero hablar de nadie, no merece la pena remover la mierda del pasado, cuando a punto estoy de pasar página, de olvidar estos últimos 4 puñeteros y amargados años… No digo que no hubiera cosas buenas, porque las hay, obviamente, pero nada que no pueda ser sustituido por otras cosas mejores y con nuevas ilusiones. Estoy en otra etapa, estoy volviendo a nacer, estoy recuperando lo que alguien me absorbió y bien digo claramente, que a partir de ahora, la parte que estoy recuperando de mi ser, se va a quedar conmigo porque no tengo intención de compartir, por una época larga, mi vida con ningún ser masculino que sea sinónimo de relación amorosa.  Quiero vivir, quiero ser feliz y lo voy consiguiendo… No puedo olvidar… pero sí que puedo archivar mis recuerdos sin tener necesidad alguna de sacarlos de ahí.
La vida pasa muy rápido y yo estoy luchando por mí, por alcanzar mis ilusiones, mis metas y para lograr ese camino, están presentes muchas personas, otras en su día ya pasaron y se quedaron en alguno de los lados, pero cada una de ellas, me ha dejado conocer su verdadera personalidad, sabiendo así, quienes son las personas auténticas y quienes no… Aprendiendo a imitar todas aquellas actitudes positivas de los que son de verdad, los de siempre… y aprendiendo también, aquellas actitudes que no debo imitar jamás, porque son dañinas y malas… Pero hoy, puedo decir que he aprendido algo que jamás creí que iba a sentir y eso no es otro más que a odiar…
Del amor al odio hay sólo un paso y yo ya he llegado a él, sintiendo odio hacia alguien a quien he amado… No me siento mal porque llegar hasta ese punto ha dado lugar en mí, a una liberación profunda, sintiéndome de verdad, yo misma otra vez, recuperando así, mi verdadera personalidad.

martes, 14 de septiembre de 2010

Mis charquitos de fango

Los estados de ánimo son fluctuantes, varían en función de los acontecimientos que nos suceden a lo largo de la vida, pero las situaciones diarias tienen mucho que ver, ya que son esos pequeños momentos, esas ligeras conversaciones o esas palabras de ánimo, los que hacen que el día pueda acabar mejor o peor.

Con los años, no queda más remedio que adaptarse, que caminar y sobre todo que mirar hacia delante, pero en todo esto, nuestro entorno estará incluido...
¿Cuántas veces hemos creído que alguien era de una manera y después hemos visto que no? El pasado no se puede olvidar y las personas que estuvieron presente en ese pasado, tampoco. Personas que incluso, deberían estar en el presente de una manera determinada pero que por motivos ajenos, deciden también alejarse. Motivos que tampoco me trastornan la cabeza porque bueno... son personas, no más, seres humanos que eligen y que incluso, hace pocos días, se atrevieron a opinar que las formas de otros, no eran las adecuadas, personas que intentan ayudarte de una forma egoísta y no altruista y que de pronto, no te dirigen la palabra. Es curioso... sí...  4 años con esos charquitos de fango que me estaban manchando y que a día de hoy, estoy intentando limpiarme del fango porque con tantos años, ya no sólo tengo la pierna manchada, sino casi todo el cuerpo. Una buena ducha de sinceridad y de humildad me estoy dando en estos momentos.

Mis charquitos de fango, se alejan...y no es que me afecte, pero no deja de sorprenderme como los seres humanos tiene esa ligera facilidad de moverse según los intereses. Opiniones... Cenas... Salidas nocturnas... Conversaciones por msn ...fotos en Facebook... y luego ¿qué queda? Nada... Simplemente egoísmo. Y es curioso observar como mi querida y fiel amiga, la mente se esperaba más.

Vamos a ver, ¿qué es la amistad? La amistad no es sólo salir de vez en cuando con determinadas personas o parejas... No, la amistad es estar ahí, aún rompiéndose una parte que después queda dividida en dos... La amistad es poder expresar lo que siento con personas que se preocupan, es estar ahí, es intentar tirar de aquella persona y no simplemente, aparentar lo que se supone que se debe hacer por una escasa época.
Nadie tiene por qué elegir, nadie tiene que abandonar y sobre todo porque la amistad es perdonar... Sí, perdonar... No quiero decir qué cosas, pero es eso y he perdonado por personas adjuntas y que no tenían que ver conmigo y ¿ahora para qué? Resulta que el fango me lo he quedado yo y los charquitos siguen por ahí... no entenderán esto porque no les ha sucedido. Pero los silencios informáticos dicen mucho y sobre todo si son de un día para otro... Silencios informáticos que dejan mucho que desear y que dan qué pensar...

Sólo es eso... charquitos de fango que creía antes que eran charquitos de esmeraldas y brillantes por cómo estaban actuando, pero sus silencios informáticos revelan la verdad de la situación. Charquitos de fango que dan la callada por respuesta... que se muestran ausentes y que llevan toda una vida informática detrás pero que parece que no saben programar con los códigos del corazón.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Temer a los sentimientos

¿Cuántas veces hemos tenido miedo a decir muchas de las cosas que pensamos? ¿Cuántas veces hemos callado y hemos aparentado estar bien por la imagen que pudiéramos dar a los demás? ¿Por qué tenemos tanto miedo a decir que sentimos?
Todos nosotros tenemos un corazón, que según los momentos y las circunstancias ha experiementado diversas sensaciones... ¿Quién no se ha ido alguna vez a la cama llorando y pensando en los acontecimientos que le estaban sucediendo? ¿Quién no ha sentido esa sensación abrumadora de imposibilidad de seguir adelante? Todos, yo creo que todos, lo que ocurre, que debido a como estamos educados no somos capaces de expresar más allá de lo políticamente correcto.

Hay días mejores, otros peores, pero esa gran amiga que todos y que cada uno de nosotros tenemos, sigue impasible a nuestro lado... una amiga que por más que queramos, no podemos controlar a nuestro propio deseo... una amiga que es la mente.
Una mente que se toma la plena libertad de pensar a sus anchas y que resurge por las noches con sueños y fantasías. Una mente que por más que uno quiera no puede manejar... Así es ella, una amiga caprichosa que si pudiéramos controlar, seguro escogeríamos determinados sucesos para que nunca hubieran tenido lugar, o quizá, para no recordarlos... porque vivir es eso, pasar por diversas etapas que nos van formando y a la vez, también deformando nuestra personalidad y nuestras ganas de dar a los demás.

Sentimientos... Sólo es una palabra... pero que miedo da sentir demasiado... que dolor se siente cuando las heridas están abiertas y son los demás, los de verdad, los de siempre, los que van poniendo los puntos necesarios y adecuados para cerrarlas, cuando ellos no tienen culpa ninguna... También, siento eso... Tengo miedo de sentir pero una y otra vez, no puedo hacer nada para que mi mente y mi corazón, me abandonen.

domingo, 5 de septiembre de 2010

A pesar de los pesares

Muchas veces, sin saber por qué, nos ocurren cosas... sucesos desafortunados que hacen que nuestra vida se desmorone... Hay personas que valoran mucho los cambios, las modificaciones y todo aquello que hace que los días varíen... pero que importancia tiene la rutina. El vivir cada día seguro de como va a trascurrir, tiene una importancia enorme... Habrá días que nos levantemos mejor, otros peor, pero sabiendo que tenemos a esas mismas personas a nuestro lado, nos da la seguridad y la energía necesaria para seguir adelante.

Cuántas decepciones nos habremos llevado? Cuántas veces hemos puesto la mano en el fuego por alguien que pasado el tiempo nos ha defraudado? Cuántas desilusiones hemos padecido? Pero, dicen que con el tiempo todo se cura... eso dicen, pero quien lo experimentó sabe, realmente que el daño siempre deja una cicatriz... una cicatriz que muchas veces se cierra, gracias a las personas que están alrededor, gracias a esas pequeñas sorpresas que te da la vida y que a pesar de los pesares, te dan la fuerza para seguir adelante.

Es curioso como, de repente, la vida puede cambiar de un día para otro, sin explicación y sin causa aparente...pero como bien digo, a pesar de los pesares, hay que seguir para adelante... Cuando algo cambia sin esperarlo, tenemos la extraña manía de buscar explicaciones, de buscar causas y de hecharnos la culpa a nosotros mismos... pero lo cierto, es que la cosas suceden porque sí y como seres sociales que somos, debemos adaptarnos a los cambios que se producen a nuestro alrededor.

No somos dueños de las decisiones que toman las personas de nuestro alrededor, ni de las buenas, ni de las malas, pero lo cierto es que la vida es como una noria, donde un día estás en lo más alto y al siguiente, estás abajo.
Pero la realidad de todo, es que las decisiones que tomemos en la vida serán las causantes de que nuestra vida vaya por un camino o por otro y ninguna decisión es irrevocable y sin marcha atrás y eso es algo que he podido ver a lo largo de mi vida debido a las diversas actuaciones vitales mías y de aquellas personas que de una manera lejana o cercana, siempre han estado ahí... a pesar de los pesares.