miércoles, 19 de diciembre de 2012

Recordando...


A punto está de acabarse el año y con él, todos los momentos vividos… Todas las experiencias que me han servido para crecer y para madurar. Instantes que no se volverán a repetir. Pensamientos que quizá, ya puedan de una vez quedar atrás. Es obvio que todo nos afecta, nos limita, nos hace comportarnos de una manera u otra. Todo lo que nos envuelve nos va formando, nos va moldeando.
Lo cierto, es que este año no ha sido como me gustaría que hubiera sido. Quizá, me esperaba otra cosa, quizá no sabía lo que la vida me tenía preparado, pero de un modo u otro, me he dado cuenta que no debo rendirme y que los malos momentos deben pasar. Que espero con todas mis fuerzas que todo cambie y que encuentre un camino al que aferrarme, un destino que brille de una forma que me deslumbre y que camine hacia él. Todavía no lo tengo o es que, a lo mejor, no lo veo.
En Enero de estas fechas todo parecía ir bien y comenzaba el año con alguien que yo consideraba especial, en resumidas cuentas, me dejaba querer. Poco a poco todo se fue marchitando y eso hizo que a raíz de los trabajos que me salían y del desgaste de lo que estaba ocurriendo entre esa persona y yo, desembocara en un distanciamiento fugaz. A veces lo pienso y creo que fue lo mejor, creo que a veces, nos equivocamos con nuestras decisiones en el sentido de que estamos con personas simplemente porque las tenemos cerca o hasta hay veces, que debido a las circunstancias, nos dejamos querer o incluso, hasta llevar. No niego que no me doliera pero reconozco que en cierta manera, fue una liberación y hablo de esto porque forma parte de mi historia y de mi vida.
 Después, entré en una espiral en la que no veía salida por el tema laboral por la propia presión que yo misma ejercía. Todo eso hizo que a veces, perdiera un poco la esperanza en mí, que me dejara de ver útil y tenía que buscar una salida, algo que me diera un poco de vida. Y por eso fue pasando el verano, entre el pueblo y mis amigas. Siempre he dicho que el pueblo, para mí, es un lugar de desconexión, un lugar donde puedo respirar y donde no me ahogo. Un lugar que me inspira libertad y donde todo es natural. Un lugar que me renueva por dentro.
Y no es que haya centrado mi vida porque aún estoy dando tumbos de un lado a otro pero decidí hace unos meses, realizar un ciclo superior para, de esta manera, ocupar mi tiempo y no sólo ya eso, sino reavivar un poco la llama que se me ha apagado dentro con respecto a mi valía. Reconozco que es muy frustrante, a veces, sostener ciertas posturas y comportamientos porque hay días muy malos en los que no soy capaz de razonar a nivel general, de la situación, de estar siempre recibiendo un “no”, de escuchar “ya te llamaremos” o de no recibir ninguna respuesta. Y eso día tras día te va comiendo por dentro, te va minando la moral y lo que es peor, empieza a afectar al estado de ánimo. Nunca pensamos que lo que vemos en los demás nos puede pasar a nosotros. Siempre creemos que las malas situaciones son para los demás. Pero nadie está exento.
Día tras día empiezo a experimentar sensaciones que suben y bajan, los pensamientos surgen de nuevo y veo que los días pasan y pasan… Y vuelven a pasar… Y así una y otra vez. Y no es algo que sólo me ocurra a mí pero a veces, los que no están en una situación similar, no pueden entenderlo. Los trabajos van saliendo, sí, pero no del aspecto que me gustaría. No me cierro a nada pero todo acaba minando mi moral. No creo tan siquiera que el año que viene vaya a ser mejor… O sí, no lo sé… No sé ya si pensar que algo puede mejorar, no sé si dentro de unos meses podré releer esto y mirarme a mí misma mientras me río de lo que aquí escribo porque las cosas hayan podido ir mejor de lo que podría esperar.  Tengo miedo en el sentido de que empieza un nuevo año y a veces, no es mejor que el que dejas atrás, simplemente cambia con respecto a las personas que incluso te acompañan y están a tu lado. Personas que te forman y transforman, personas que motivan y desmotivan, personas que animan y desaniman, personas que te inspiran y desesperan… personas a fin de cuentas porque forman el entorno en el cual durante las diversas épocas del año me han acompañado en mi viaje vital.
A poco días de acabar el año, sólo deseo que el 2013 vaya un poco mejor que el anterior, que recupere mi confianza, eso que ya perdí por el camino debido a mi situación existencial. Y que todo esto sólo sea un mal sueño del que espero pronto despertarme y volver a reencontrarme porque no es nada fácil poder asimilar y seguir manteniendo la esperanza, una esperanza que según el día varía y la que espero que vuelva también a encontrar con las personas que me ayudan en mi caminar. Personas que a veces descuido, personas que se preocupan por mí y personas que este año he conocido y que forman parte ya de mi historia por las aportaciones que me brindan y que me hacen sacar lo que tengo dentro.
Sólo espero que los momentos malos y los que me han causado cierto dolor se queden en este año que está a punto de acabar. Que lo que he aprendido este año me sirva para recapacitar, para encauzar mi vida y sobre todo, para confiar en que todo puede ser mucho mejor y que todo lo que me pueda pasar, será para evolucionar y entenderme un poco más en esta época de mi vida que considero un tanto especial debido a mi sentimiento interno. Así pues, espero ansiosa todos esos momentos que aún están por llegar en el nuevo año, un año repleto de deseos, esperanzas y sobre todo, transformaciones.