Otro año se acaba y con él muchos meses… muchas personas que
han pasado y cientos de momentos, algunos buenos y otros no tantos… Siempre
suelo recordar o resumir todo lo que ha sido el año pero esta vez no será así…
Este año me ha servido para saber qué es lo no quiero para el próximo, este año
me ha servido, incluso para conocerme más a mi misma y ver que a veces, las
circunstancias te cambian sin querer hacerlo.
No quiero que tantas cosas se vuelvan a repetir… No quiero
sentirme perdida y con ganas de tirar la toalla en esas ocasiones en las que
todo se te escapa de las manos. No quiero tener que levantarme cada mañana sin
la ilusión de que otro nuevo día comienza. Un día que no va a ser diferente al
anterior, ni al de mañana. No quiero sentirme angustiada, irritada, enfadada…
No quiero sentirme abatida conmigo misma ni tampoco tener las fuerzas
suficientes para seguir adelante… No quiero irme a la cama pensando y pensando… No quiero volver a derramar ni una lágrima
ante asuntos que no puedo controlar… No quiero sentirme mayor y llevar una vida
que no me corresponde porque la edad ya me hace estragos. No quiero malgastar
palabras con personas que no entienden ni son capaces de empatizar porque nadie
quiere personas con problemas a su lado.
No quiero tener que fingir… No quiero tener que ponerme una
máscara ante los demás porque resulta realmente frustrante y requiere un
esfuerzo agotador. No quiero sentirme decaída y sin ganas de salir, yendo a los
compromisos sociales sólo porque se trata de eso… De hacer acto de presencia. No quiero tener que callar pero me resulta más fácil qué explicar el motivo por
el que estoy mal. Me resulta mucho más fácil callar que decir algo. No quiero
enfadarme, no quiero discutir con las personas de mi alrededor… las más
cercanas… De las cuales, algunas se preocupan y otras aparentan que les
interesa. No quiero desconfiar de los más cercanos pero puedo contar con los
dedos de una mano a los que son amigos de verdad. Porque es difícil encontrar
personas entre tanta gente…
No quiero volver a ver a Antonio… No quiero… No quiero tener
que oír de su boca palabras y frases que no me gustan… No quiero tener que
darle la razón en asuntos que no soy capaz de reconocer. No quiero depender de
él y negarme a acatar sus recomendaciones. No quiero que me diga que valgo mucho… pero
que no lo veo… No quiero que pasen los días e ir perdiendo la ilusión. Verme en
el espejo y encontrar un reflejo de alguien que no soy yo… De alguien que no se
valora… No quiero pensar que nada va a cambiar, que todo va a seguir igual. No
quiero llorar por la noche, ni por el día… No quiero llorar. No quiero pensar
que tampoco el próximo año será el que me pueda ir a Leganés, tranquila… Y
lejos.
No quiero volver a dejar mi coche cerca de mi casa, bajar y
comprobar que de nuevo tiene algo… Unos pinchazos, unos arañazos… No quiero
saber nada de individuos que pertenecen a capítulos cerrados. No quiero ir por
el barrio y cruzarme con determinadas personas que formaron parte de mi entorno.
No quiero sentir miedo, inseguridad… No quiero sentirme desesperada ante muchas
situaciones que me tocan vivir… No quiero sentirme sola por no contar lo que
realmente me puede estar sucediendo. No quiero sonreír cuando no me apetece… No
quiero mirar a ciertas personas a los ojos y saber que ellos observan que algo no
va bien en mi. No quiero sentir la sensación de vacío en mi interior.
No quiero quedarme con los brazos cruzados ante la historia
de Félix. No quiero hacer como que no me interesara y tratar ciertos temas como
si fueran tabú. No quiero que, algunas personas cambien cuando hablan con otras
o que, sencillamente, me sienta menospreciada cuando otros dan señales de vida.
No quiero odiar las Navidades porque faltan muchas personas muertas y también
vivas a mi lado en esas fechas.
No quiero juntarme con personas cuya única ambición es el
dinero. No quiero decir que no puedo salir tanto como me gustara porque no
tengo el suficiente dinero o dejar de ir a determinados lugares porque mi
economía me lo impide. No quiero escuchar quejas sobre personas que cobran
miles de euros delante de mí y menos aún, decirme que cómo puedo trabajar por
el dinero que me dan. No quiero tener que oír eso… No quiero que me digan que
el arroz se me está pasando porque, quizá es que yo no quiera tener hijos o
que, en tales condiciones económicas no
es viable porque un hijo no se trae al mundo de cualquier manera. No quiero más
entrometidos que tiren puyas y hagan daño de forma consciente o inventen sobre
mi vida porque la suya es demasiado aburrida.
No quiero tener días malos… No quiero cansar a mis amigos
hablando de temas ante los cuales no podemos hacer nada, sólo apoyarnos. No quiero volver a discutir o a tener encontronazos
con mi pareja por esas aplicaciones de mensajería instantánea llamada whatsapp
que lo único que hace es que todo se tergiverse y de lugar a malentendidos,
diciendo cosas que si fuera cara a cara no las diría.
No quiero, a fin de cuentas, sentirme igual… No quiero que
este año que comienza sea igual que, este que va a acabar. No quiero… No quiero
ver que nada cambia… No quiero ver que nada me espera y que sobre todo, que un
31 de Diciembre de 2014 no va a cambiar tanto con un 1 de Enero de 2015.
No quiero… Pero sé
que todo esto que no quiero se volverá a repetir…