Ha sido algo rápido, como un sueño que no me ha dado tiempo a asimilar por la rapidez de los acontecimientos. Y todos maravillosos. No me quejo de nada de lo que he vivido pero sí, que en parte, después de ver, ciertas actitudes o gestos, a una le entra la melancolía o cierta envidia sana. Me alegro por aquellas personas a las que les va bien y ver a todo el mundo rodeado de su pareja, pero sí que es verdad, que a veces me pregunto por qué yo no tengo tanta suerte… No sé, una intenta pensar que no necesita a nadie a su lado pero la realidad no es esa. La realidad es muy distinta de lo que uno imagina y sin querer, sucede a veces, que por circunstancias y por el ambiente, pues piensas y también, te preguntas… Melancolía? No lo sé… Quizá, lo llamara necesidad.
Vives y sientes al máximo y también te entregas. Pero llega un momento en el que te cansas de lo que hay, llega un momento en el que ya no puedes más y decides cerrar un corazón que yo decido que no vuelva a sentir porque yo me creo dueña de él, pero no… no se puede evitar, no se puede matar a un corazón que ya ha vivido en el pasado… Y observa y ve a una pareja de enamorados recién casados que son felices y sobre todo él. Un marido nervioso antes de entrar a la iglesia. Una novia que se retrasa y que cuando llega al altar, la coge de la mano y la recibe con un beso. Un novio que no para de dar muestras de cariño a su futura mujer. Una complicidad cada vez que se miraban… Durante el banquete unas palabras de amor hacía su enamorada… Lo cierto, es que cuando estaban en el altar, hubo un momento en el que me emocioné. Un momento en el que me alegré por ellos pero me entristecía por mí… Estaba contenta porque ellos se juntaran pero también sentía cómo mi corazón seguía latiendo y tenía esperanza por encontrar a alguien así, alguien que algún día me pudiera querer como ese novio que recibía emocionado y nervioso a su novia. En definitiva, alguien que creara una felicidad que sólo el amor puede generar.
Allí, me alejé de todos los agobios de Madrid, de todos los problemas y de todo lo que siguió estando cuando volví de nuevo. Estaba en Altea, disfrutando de la playa, del mar y de la familia.
Todos nos creemos fuertes y a veces, negamos que necesitemos a alguien cerca… A veces, decimos que estamos cansadas de encontrar a príncipes que acaban siendo ranas, pero no sé… este fin de semana me ha hecho pensar y recapacitar muchas de las cosas que tengo en mi cabeza. Cosas que no voy a compartir aquí porque son experiencias personales y de mi vida y de las cuales, no pido opiniones. Pero sí, que es cierto, que una se plantea qué falla hoy en día y qué clase de hombres pululan por los alrededores… Hace tiempo que me prometí a mí misma que sólo me enredaría con alguien que me demostrara su interior y su preocupación, alguien que tuviera valores firmes que me recordaran el significado del compromiso. Porque de nada sirve tener a alguien sino es capaz de actuar conforme a las palabras. No es que sea tradicional, para nada, pero sí que es verdad, que tampoco me gusta la clase de hombres modernos que hoy en día rondan por la sociedad. Hombres que ya han pasado por tantas manos y que se enorgullecen de contar con un gran cúmulo de parejas en el pasado. Hombres superficiales que se creen que el cuerpo y el exterior lo es todo. Hombres que no tiene la capacidad de compartir y de mostrarse cómo son en realidad… En definitiva, quedan muy pocos hombres que sean contrarios a lo que acabo de relatar. Y eso es lo que yo quiero, hasta entonces, creo que le recordaré a mi corazón las desastrosas situaciones anteriores para que no sienta nostalgia porque de esa forma, sabrá entender qué es lo que no quiero.
Pero tras este fin de semana, me he sentido un poco más sola de lo habitual porque, quizá, mi corazón sentía añoranza por algo que yo no puedo darle y eso es confiar en alguien que me aporte lo que necesito…
Cuántas veces he oído eso de “si no tienes novio es porque no quieres” o lo de “tú puedes tener al chico que quieras” Y digo yo, para nada… Sino tengo novio es porque no me gusta lo que hay y tampoco puedo tener al chico que quiero, tampoco… Cierto es, que sino quieres a nadie, te da igual estar con uno o con otro, pero ese no es mi caso.
Cuántas veces hemos dicho o nos han dicho la frase “te quiero” y por desgracia, a día de hoy, es una palabra que se dice tan libremente como un “Hola”. No lleva nada detrás y aún habiendo perdido el significado real o inicial se sigue diciendo. Querer no es tener cariño a alguien, querer no es acordarte de alguien, querer no es necesitar a alguien, querer no es aguantar a alguien, querer no es ser infeliz, querer es mucho más… Es una palabra que se ajusta a cada uno pero querer es un sentimiento tan profundo que te hace dar lo mejor de uno mismo. En definitiva, lo que hoy yo no tengo y cuya reflexión tras una unión de enamorados, me ha hecho pensar en ello. Antes siempre solía decir que es lo que no quiero… Pero a medida que van pasando los años y vas pasando por experiencias voy modelando a la perfección que es lo que quiero. Quizá sea un poco ilusa, pudiera ser, porque al corazón no se le puede apagar pero de una manera o de otra, siempre acabo pensando en ¿por qué los demás y no yo? Siempre…