domingo, 30 de octubre de 2016

Y me pregunto tantas veces... ¿por qué?

Aún lo recuerdo perfectamente… Hay situaciones que jamás se pueden olvidar y que en cierta manera, nos marcan o quizá nos cambien sin darnos apenas cuenta. Son momentos que tenemos que vivir porque la vida nos los pone por delante y queramos o no, hay que aceptarlos.

Hay que saber mantener la calma y saber cómo actuar. Pero al principio esto es imposible porque ante determinadas dificultades uno no sabe cuál será su reacción. Siempre pensamos que es a los demás a los que les suceden las cosas malas y que nuestra vida más o menos seguirá estable o bajo unas directrices estáticas pero la verdad, es que ninguna vida se salva de no cambiar en cualquier momento inesperado.

Nos vamos acostumbrando a los cambios, a las nuevas situaciones e incluso, aquellos que no creían ahora lo empiezan a hacer. Existen muchos prejuicios hoy en día. Creemos que somos muy adelantados con los tiempos que corren pero la verdad es que cuando indagas no todo el mundo está preparado para entender determinadas situaciones.

Recuerdo ese primer momento… llegar con el coche, notificar la matricula y enseñar las credenciales para después darnos unas pegatinas de acceso. Aparcar y esperar a que llegase la hora mientras estás es un patio o en un pabellón esperando. Observas a tu alrededor y los ves… los ves a todos ellos… jóvenes y mayores… deambulando, caminando o arrastrándose y se acercan, te intentan hablar con ese tartamudeo característico de ellos… Te evades, haces como que no los ves… como que son invisibles pero insisten y están por todos los lados. Llega la hora y accedes a ese pasillo del que salen tantas habitaciones y caminas, buscándola y cuando por fin, la ves, te preguntas ¿por qué aquí? ¿por qué ella? Y sobre todo, ¿en qué momento esto ha tenido que ocurrir?

Y buscas explicaciones en tu cabeza… y no las encuentras… Las cosas vienen, simplemente vienen… y quieras o no, lo entiendas o no, tienes que aceptarlas. Hablas con ella… y no la reconoces. Cambió demasiado en muy poco tiempo… Todo ha cambiado demasiado en muy poco tiempo. Ella, su entorno y hasta todos nosotros. 

Y siento pena, rabia, tristeza, miedo, ira, decepción… muchas emociones a la vez. Siento también nostalgia por saber que nada será como quiero que sea, como todos queremos que sea. Ya nada volverá a ser lo mismo… Porque hay enfermedades que poco a poco te van anulando… te van haciendo perder la esencia de lo que eres y sobre todo, te transforman en alguien completamente nuevo, alguien a fin de cuentas, desconocido. Y me pregunto tantas veces… ¿por qué?

Pero de la misma manera todo esto que tanto daño está causando también me ha valido para que me den lecciones de moral. He visto hasta donde llega el amor incondicional hacia alguien. He visto también que las personas que de verdad deben estar ahí son aquellas que se quedarán aunque la vida se derrumbe, aunque la persona ya no sea la que era, aunque no se deje ayudar en determinadas ocasiones. He visto la lucha, la ayuda, la entrega y el sufrimiento a pesar de todo ello. He visto también que aquellos que no la querían se han ido… puesto que lo que de verdad te mueve a quedarte con alguien es el amor que sientes hacia esa otra persona, venga la vida como venga…

Esto seguirá avanzando… no sé para dónde  ni en qué dirección. He visto y he callado muchas cosas en este tiempo. He entendido que hay ciertas enfermedades que a día de hoy, hacemos que sean invisibles, es más… hacemos como que no existieran… Pero lo cierto, es que están ahí, queramos o no. Enfermedades que veremos en otros y que, incluso, pueden llegar a sufrir esas personas a las que tanto queremos. Enfermedades que sólo unos pocos podemos entender y que otros lo están haciendo, a través de la visión de su existencia, pero de una manera u otra, lo cierto, es que la vida puede cambiar cuando menos te lo esperas y que sólo, aquellos que de verdad te quieren, se quedarán.

Sólo esos son los que lucharán. Y que en este camino que ahora mismo estoy viviendo, me he llevado muchas sorpresas… jamás he dudado de que ella tuviera los apoyos incondicionales que está teniendo pero sí que he sentido como el corazón se me partía en dos… porque a pesar, de todo… cuesta entenderlo…