domingo, 8 de julio de 2012

Dentro de mí queda algo que di.

No podemos parar el reloj biológico, no podemos parar el tiempo por mucho que quisiéramos y menos aún retroceder. Quizá, en algún momento hemos llegado a pensar que nuestra vida o nosotros mismos no somos cómo esperábamos ser. No somos tan siquiera la sombra de lo que en un pasado fuimos.

Recuerdos, esperanzas e incluso, expectativas. Todo ello envuelto en algo que se llama vida y la cual, avanza aún siendo conscientes de que en algunos momentos quisiéramos decir a esa vida “para un momento que necesito respirar”. Pero no, todo avanza y una cambia, no sé si para bien o para mal, pero cambia. Todo esto lo digo a causa de una frase que me dijeron hace tiempo, una frase que me ha servido para darme cuenta de lo que he cambiado, de lo que ya no soy y de lo que he perdido por el camino, algo que hoy me hubiera servido para ser más fuerte.

Esta vida está llena de incertidumbre, de insatisfacción y en muchas ocasiones, de fracasos. Pero lo pienso ahora, no hace 10 años atrás. Que ingenua era creyendo que me iba a comer el mundo… Recuerdo mi adolescencia tardía, recuerdo como creía en mí y como si me proponía algo era capaz de arrasar con todo, de cambiar lo que hiciera falta y de que nadie me pisara.
Creía en mis ideas y me daba igual lo que los demás pensaran, pero sobre todo creía en mí, tenía más fortaleza de lo que ahora tengo. No sé dónde se ha ido tal fuerza para dejar paso a una asquerosa sensibilidad que muchas veces me mata por dentro.
Hay gente que incluso hoy, me dice que ojalá tuviera esa fuerza de nuevo, que si la he tenido puedo recuperarla pero creo que la propia vida me ha enseñado a vivir de una manera más correcta. Antes no tenía preocupación por nadie, no me interesaba nada y no creí que nadie me pudiera hacer daño porque ya me encargaría yo de que así no fuera. No pensaba en nada, simplemente, en vivir.

Nadie podía hacerme creer nada que no fuera acorde a lo que yo quería, nadie me podía herir, pero ahora, avanzo 9 años y veo que ya nada queda de eso. Veo que sí, que sin querer empecé a preocuparme por los demás, a ser una idiota por dejarme llevar por los comentarios, a no creer en mí y a dejarme influenciar por los actos u opiniones de los demás, pero de personas equivocadas.  Muchas veces, siento que me ahogo, que todo puede conmigo y que tengo que creer un poco más en mí. Hay días que echo de menos a ciertas personas,  las cuales me conocen a la perfección y que desearía que las cosas hubieran salido de otra manera. Que estuvieran a mi lado y que lo saben todo de mí. Personas de las que no me olvido pero a las que recuerdo y a las que he incluido en un video que hace poco colgué en You Tube. Sobre todo de una persona en especial y ella sabe quién es, siempre ha estado ahí y sé que lo sigue estando aún en la distancia porque me lo ha hecho saber en muchas ocasiones, pero sé que por circunstancias de la vida cada una de nosotras debe seguir su camino, su vida y sus ambiciones.

No soy tan fuerte como quisiera… Ya no queda nada de ese pasado en el que me veía fuerte, con ganas y con ilusión de hacer frente a todo lo que me viniera. Dentro de mí, ya no sé qué queda, ya no sé ni que es lo que puedo dar y aún peor, no sé tan siquiera si algún día podré creer en mí de una manera firme y segura. Hay personas que me dicen que hay algo en mí especial, una alegría que emano por mis poros, una energía y me lo han dicho en muchas ocasiones, pero yo no soy capaz de verlo. Yo no soy capaz de entenderlo.
Intento aparentar ser fuerte, intento que los problemas que me rodean no me afecten más de lo necesario. Intento no pensar y en caso de hacerlo, buscar esa falta de valentía y de fortaleza que he perdido por el camino. Cierto es, que la propia vida me ha hecho más fuerte pero sólo en algunos aspectos.

Alguna que otra vez, he oído eso de “Violeta no necesita a nadie” y lo peor de todo es que quizá, sea cierto. He cambiado y antes era muy dependiente pero ahora, ya me he vuelto autónoma. No necesito depender de nadie y me ha costado y mucho pero creo que algunas cosas que he perdido por el camino han hecho que nazcan nuevas actitudes en mi interior.

Lo cierto, es que dentro de poco voy a visitar de nuevo Gandía. Un lugar que siempre me encantó y al que he decidido volver después de 9 años.  Un lugar al que vuelvo con mis padres, pero totalmente cambiada. Hacía 9 años que no iba allí y la última vez, tenía una gran fortaleza, ahora ya no sé si queda algo de aquella adolescente que creía que podría tener todo lo que se propusiera y que creía que la vida me iba a dar mejores sorpresas de las que desde hace ya años me lleva dando.