domingo, 27 de marzo de 2016

Cuántas veces hemos pensado y pensado...

¿Cuántas veces hemos aparentado una sonrisa para no evidenciar lo que hay detrás?, ¿Cuántas veces no tenemos el día para estar agradables? ¿Cuántas veces pensamos y pensamos y lo que ocurre sólo se queda en nuestro interior? Pues quizá, hoy es uno de esos días… Quizá, no siempre podemos estar y no podemos con todo… Quizá muchas veces se utilicen los blogs o yo misma lo emplee para expresar más de lo que suelo hacer por viva voz. Quizá, como ya he dicho todos tenemos esos días en los que no nos sentimos tan plenos. Días en los que simplemente nos gustaría apartarnos o que alguien nos escuchara… Días en los que no estamos o esperamos fervientemente que alguien esté… Días en los que mantenemos el control o que incluso, a veces, lo perdemos. Días, en los que nos sentimos solos en nuestra realidad… Pero es que en realidad, de vista a los demás, son sólo días que a lo largo de la semana pasan desapercibidos.

Pudiera ser que también a veces,  las emociones influyan, las circunstancias, los miedos… Siempre están los miedos que son los que a uno le hacen vulnerable…  ¿Cuántas veces intentamos no pensar porque esos miedos vienen a la cabeza? Cada uno tendrá los suyos… por supuesto y como seres humanos que somos, tenemos por desgracia, muchos… Otra cosa es que algunos sepamos reconocer cuáles son los nuestros y otros no. En el fondo, siempre he creído que hay que dedicar tiempo a conocerse a sí mismo. A saber las virtudes y defectos que podemos tener. Y resulta curioso también comprobar cómo algunas de las cosas que yo puedo considerar defectos, otras personas lo consideran virtudes y viceversa.

Hay días en los que uno está más pensativo o simplemente, sucede algo que desemboca que uno se ponga a pensar… A pensar porque uno lo hace cuando más tiempo tiene y hoy puede ser uno de esos días… Días en los que te gustaría que las cosas fueran de otro modo… en los que los miedos no estuvieran presentes pero a veces, las cosas no son como a uno le gustaría…

A veces las cosas son como son. Y aunque en días como hoy, me sienta más pequeña y frágil, sé que este sentimiento será pasajero. Creo que todos tenemos bajones, creo que todos tenemos el derecho a tenerlos… Y creo que también quizá por eso, esté escribiendo estas líneas para desahogarme a mi manera. Porque no todos los días son iguales y no se tiene la misma energía… Porque las emociones influyen y mucho… Porque hay días en los que ciertas cosas se hacen una montaña y aún así, hay que hacer frente para dejar que esa montaña no nos aplaste. Es complicado de explicar… Es difícil de expresar porque aprendes a callar. Aprendes a no mostrar los sentimientos por miedo a que a uno le puedan herir. Siempre he dicho que con el paso de los años uno se va haciendo más desconfiado y es cierto, yo lo soy… Yo confío en pocas personas porque la vida te va enseñando… pero en las que confío lo hago plenamente.

No sé… hoy es uno de esos días en lo que anhelo ciertas cosas y en las que me gustaría no hacerlo y no sentirme como me siento pero, muchas veces, no depende de uno mismo. Muchas veces la vida es como una partida de ajedrez… Ese juego que aprendí cuando era muy pequeña y que siempre he dicho que  tiene muchas similitudes con la vida real porque existen movimientos que influyen para los siguientes y que dichos movimientos están limitados en un área cerrada. La vida es así… nos vamos moviendo en función de los movimientos previos y eso influye, por tanto en nuestros comportamientos, sensaciones y estados de ánimo… Hoy es uno de esos días en los que el cielo está gris aún siendo primavera.


domingo, 20 de marzo de 2016

Sin prisas... poquito a poco...

Cuando somos pequeños todos tenemos ciertas ilusiones o sueños que nos parecen inalcanzables. Somos niños… y como tal actuamos como niños, pero a medida que avanza el tiempo nuestras expectativas o digamos, preferencias se van consolidando. Llegamos a la adolescencia y aunque no seamos seres maduros , sí que es cierto, que podemos saber qué es lo que nos gustaría tener en la vida o no tener. Y es curioso, como según la educación que hayamos recibido nuestras creencias acerca de la vida serán de un modo u otro, nuestros valores serán los que rijan y encaucen, en la mayoría de las veces, nuestros caminos.

Doy marcha atrás y quizá, para otras personas yo sea demasiado simple… Mis sueños han sido simples desde que era una niña, incluso una adolescente. Yo no soñaba con ser modelo ni nada parecido. Recuerdo que de mayor quería ser periodista… Nada de famosa, ni actriz ni nada de eso… Cuando fui convirtiéndome en una mujercita, por decirlo de alguna manera tenía algunos sueños… eran tres; escribir un relato y presentarlo a concurso, tener un ordenador portátil y un coche, concretamente un Ibiza. Desde fuera pudiera parecer absurdo… No eran sueños inalcanzables, no lo eran… Quizá otras amigas querían un apartamento en la playa o un novio estupendo pero yo quería eso… Era simple… Y recuerdo aquella vez que se estropeó el ordenador de mesa y una persona muy cercana se ofreció a arreglarlo. Durante el tiempo que no lo tuve me prestó su portátil Toshiba. Y cuando volví a recogerlo aún recuerdo cómo me decía… quédate con el portátil, es tuyo, ya tengo otros. En ese momento, miré a mi padre y me quedé perpleja… era algo así como si tuviera que esperar su aprobación y sobre todo viniendo de quién venía. Pero antes de eso, le dije que no… que no estaba bien porque era suyo el portátil. Y aún así siguió insistiendo. He de decir, que en ese momento… me sentí tremendamente afortunada. Tenía un portátil y estoy hablando de cuando tenía 18 años…

Tras esto… descubrí un concurso literario al que presentarme… Eso no requería demasiado esfuerzo puesto que parte de lo que escribí en ese relato era algo mío… “Esas dos palabras”. Ese era el título… A veces lo vuelvo a leer y me quedo impresionada de lo que se puede sacar entre líneas o de lo que puedo recordar de aquella época.

Después vino el momento de sacarme el carné de conducir… Todos los míos lo tenían y era adolescente, así que yo también lo quería. Aún recuerdo como estando en clase de alguna asignatura un tanto aburrida me ponía con los test de la autoescuela para así aprovechar el tiempo… Y con 19 años tenía mi carné de conducir, que no quería decir que supiera conducir. Son  dos cosas muy distintas… Cogía el coche y eso no era como en la autoescuela… Con el tiempo y pasados unos años alguien se ofreció a dar a mi padre un coche…  un Ibiza. Y ahí fue donde todos mis sueños de adolescentes se habían cumplido…

Pero comenzaban otros,  los de la madurez… Otros que no tenían nada que ver… Otros que a vista de los demás, siguen siendo igual de simples… Unos sueños que se resumen también en tres; conseguir un trabajo estable, viajar a Jerusalén y vivir en Leganés.

Son tres metas que, como digo, podían ser simples pero esta vez costarían más… Me parecían inalcanzables… En cierto modo, todo estaba encadenado… EL trabajo estable me daría independencia económica lo que derivaría en poderme ir a Leganés o viajar… El trabajo estable lo encontré y como digo siempre, mejor de lo que podía esperarme nunca… Pasado el año y sintiéndome realmente ya con estabilidad económica, me planteé la opción de realizar otro sueño  y era irme a Leganés…  Lo cierto es que nunca me he llegado a ir del todo de allí.

No es la zona… es la casa… Quizá no se pueda entender pero existen personas que dan significado a los lugares… a los hogares… Y yo soy una de esas personas. Desde fuera sólo es un piso pero desde dentro es mucho más que eso… Desde hace mucho tiempo he querido irme allí y no lo lograba porque no tenía posibilidades y siempre eran económicas. Ahora veo que puedo… y aunque lo haga sola y a veces, me sienta sola en todo esto,  será de nuevo volver al lugar del que nunca me hubiera gustado irme.

Además, he de reconocer que al ver el piso vacío, sin paredes, desnudo… algo se me revolvió por dentro… Muchos recuerdos olvidados que han vuelto a salir a la luz y creo que no sólo me debió pasar a mi porque ese piso tiene mucha historia detrás, no sólo yo le  doy significado… Es un piso que ha dado muchas vueltas y que en sus orígenes nadie se habría imaginado que yo, dentro de poco, podría estar allí viviendo. Primero, porque yo no existía y segundo,  porque cuando se compró su fin no fue el que acabó siendo. 

De una forma u otra, volveré a Leganés y deseaba hacerlo… era algo que deseaba desde hace muchos años… Y es simple… Es Leganés… Es tener un lugar donde poder vivir sin sentirse ahogada económicamente y un lugar estéticamente nuevo por dentro pero cargado de significado porque, por fin, podré decir “lo logré” pero no sólo con el piso… Sino también por sentirme afortunada por tener un trabajo que me da independencia económica como mujer y que eso ha hecho que vaya a cumplir un sueño que me parecía simple pero inalcanzable. Y tras esto… y dentro de un tiempo vendrá ese viaje a Jerusalén y será entonces cuando pueda decir, de nuevo, que mis sueños simples, se han vuelto a realizar.

Quizá sea porque las metas son alcanzables o llevaderas pero sí que es cierto, que cuestiones como el trabajo o la emancipación me parecían algo que yo jamás iba a tocar ni con la punta de los dedos… Habrá personas que logren sus objetivos más temprano, otros más tarde… pero considero que lo importante es sentirse satisfecho con el ritmo de vida que cada uno va llevando. 

Jamás hay que compararse con los demás y hay que tener claro, que cada uno somos de una forma, que cada uno tenemos unos gustos o intereses y que lo que, de verdad importa, es realizar esos sueños poquito a poco… Sin prisas y al ritmo que cada uno crea conveniente… Porque cada uno de nosotros es diferente al resto…