martes, 15 de abril de 2014

Dejando que me lleve la corriente...

Cuando somos jóvenes tenemos ilusiones, ambiciones, expectativas y sobre todo, ganas de luchar y de esforzarnos. Cuando somos jóvenes nos comemos el mundo, podemos con todo lo que nos  venga, pero eso cuando somos jóvenes…  Pasan los años y creemos que no envejecemos. Pasan los años y creemos que la vida pasa lenta… Cumples 20 años y todavía no te paras a pensar en lo que te espera. 
El único cometido y objetivo es estudiar, aprobar para el día de mañana sentirte orgullosa por haber perdido el tiempo en algo que, a día de hoy, considero absurdo. Recuerdo como me lo decían algunas personas de mi alrededor. Recuerdo que me aconsejaban dejar los estudios porque no valían para nada. Recuerdo que yo plantaba cara y muy orgullosa seguía ahí, pensando que merecía la pena… Pensando que no perdía el tiempo y pensando que estaban equivocados. Por aquel entonces, yo creía en mí.

Sigues cumpliendo años… Sigues creciendo con tus ilusiones porque no has salido al mundo real. En cierto modo, estás entre algodones. Estudiando, sacándote un dinero bajo un estado perpetuo de becaria durante años y saliendo y entrando con las mismas personas. Ilusa en cierta manera porque sigo recordando aquello de “el día de mañana vivirás debajo de un puente” y yo me negaba… Empezaba a tener mis dudas pero seguía convencida de mis creencias. 
Era lo que yo quería y aún con ciertas carencias en ciertos niveles de comprensión, debido a que el entorno va cambiando, pero porque la vida avanza, llega un día en el que estás a punto de cumplir 30 años. Una edad cargada de falta de ilusión, de motivación y de angustia por el día de mañana.

Da igual que fueran 29 o 30 pero el hecho es que cuesta mucho entender las emociones que pasan por mi cabeza. Emociones de decepción conmigo misma, por sentirme anclada en muchos aspectos, por sentirme ahogada y no poder salir a la superficie para respirar. Me siento con 30 años y con las manos vacías. 
Siento como ha ido pasando el tiempo y he perdido la confianza en mí, he perdido la motivación por pensar que de verdad, el día de mañana tendré algo de lo que quiero o sueño. Mis 30 años son exactamente igual que mis 20 con la diferencia de que antes aún creía en mí porque no conocía la realidad.

Me siento sin nada, me siento aunque suene un poco duro, pesada… Me siento hasta mayor porque para mí el 18 de Abril no será algo bueno… He perdido muchas cosas por el camino y he llevado la contraria a personas, que ahora, me doy cuenta, que estaban en lo correcto. He perdido mi tiempo… Y tengo miedo de que nada vaya a cambiar… Me angustia el futuro porque no veo nada en él con respecto a una estabilidad laboral. Todos tenemos esperanza pero, ¿esperanza en qué? ¿En encontrar trabajos temporales? ¿En encontrar seguridad durante unos meses? ¿En encontrar trabajos que niñas de 18 años tendrían que estar haciendo? Aunque suene cruel, yo no había estudiado para esto… 

A mí no se me avisó de que tanto esfuerzo y tanta lucha y discusión con otras personas, daría como resultado lo que hoy tengo, que es nada. Quizá, para otras mujeres, su motivación sea ser madres o tener hijos, la mía no es esa…O al menos, ahora. La mía es poder mantenerme por mí misma y poder vivir sintiéndome plena en todas las esferas de mi vida.

Estoy hablando del tema laboral y de la carga emocional y el sentimiento que me genera. La vida de cada uno de nosotros está formada por diversas esferas. Algunas las tengo llenas pero otras no… Tengo una persona a mi lado que me brinda lo que necesito, tengo a mis padres, tengo amigos que me ayudan desinteresadamente pero en toda vida siempre hay cosas que afectan y que con el paso del tiempo, se hacen más pesadas.

El tiempo sigue avanzando y la falta de autoestima sigue estando patente. Intentas disimular que las cosas van mejor de lo que son en realidad. Tienes malos días en los que ves, que de nuevo, la angustia está al otro lado y prefiero callar ante los demás porque son temas que hacen que me ponga a llorar. Son temas que me afectan de tal manera que prefiero fingir que estoy bien antes de evidenciar que me aterra seguir dando tumbos y no saber, la mayoría de las veces, como encauzar mi vida. 

Mientras tanto, seguiré con mis trabajos peores o mejores, seguiré con mi sonrisa, con ese papel que muchas veces interpreto de que estoy mejor de lo que en realidad estoy. Seguiré dejando que me lleve la corriente…




2 comentarios:

  1. Cuanta razón tienes, pero lamentablemente, no eres tú sola, y es una pena porque creo que la mayoría de nosotros, estamos bastante preparados, sólo que las circunstancias de la época en la que nos ha tocado vivir hacen que todo esto quede en un segundo plano. Sólo me queda seguir animándote a seguir intentándolo y darte las gracias por la valentía de este post y recordarte que seguramente vendrán tiempos mejores y así como hemos sido los primeros en desilusionarnos seremos los primeros en encauzar nuestro camino. Mucho ánimo y muchas gracias por tu reflexión, se agradecen estas palabras y la forma en que está redactado, espero que sigas escribiendo tan bien cómo lo haces y con esa profundidad que tan poca gente es capaz de incluir en sus escritos. Por lo demás, lo dicho, mucho ánimo y seguro que saldremos de ésta aunque no lo veamos así

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    1. Muchísimas gracias, Paco. Gracias por tus palabras de ánimo, de apoyo y sobre todo, de compresión. Te diré una cosa y es que cuando estaba leyendo tus palabras unas lágrimas han empezado a resbalar por mis mejillas. Lo han hecho porque tú eres un pilar sobre el que me apoyo en temas de esta índole y en otros tantos. Eres una especie de consejero que me dice qué cosas están bien o mal pero siempre bajo la perspectiva del cariño y del tacto. Sabes de sobra que valoro muchísimo tus apreciaciones y que al estar viviendo situaciones similares, entiendes lo que escribo y lo que siento. Estamos en el mismo barco y sólo me queda darte las gracias de nuevo, por leerme, apoyarme y otras tantas, sostenerme.

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