Desde hace unos días tenía la intención de escribir de nuevo…
Desde hace unos días quería hacerlo pero lo cierto, es que he esperado un poco
hasta encontrarme mejor.
Hace una semana que me operaron de una hernia inguinal y
la verdad es que, aunque pueda parecer que estoy bien o que voy haciendo
progresos, mi paciencia con respecto a esta operación se está agotando. Mi
aprensión hacia las heridas y notar como el tapón y la malla que llevo dentro
me hace sentir acartonada junto con la insensibilidad de parte de mi ingle
derecha debido al gran número de terminaciones nerviosas que pasan por ahí y que
para introducir la malla han cortado, me hacen sentirme en estos momentos
bastante intranquila. Pinchazos por dentro, imposibilidad de agacharme, andar
de una manera lenta, no poder coger absolutamente nada de peso y menos aún conducir,
me hacen sentirme, ahora mismo, bastante inútil. Es una forma de sentir… Cada
día que pasa voy caminando un poco mejor pero me desespera que esto avance tan
lento… Me cansa tener que pedir ayuda para cambiarme o no poder abrir la puerta
de mi portal por lo dura que está y tener que solicitar que alguien, en este
caso, mis padres, bajen y la abran.
Muchas veces pasan cosas que nos sirven para conocernos
mejor. Y es por eso, por lo que en estos días he sido consciente de partes de mí
que, de verdad, no atisbaba a adivinar. He podido darme cuenta de mi actitud
ante situaciones que no soy capaz de controlar y con esto me refiero a las
curas diarias… Cada día me mareo cuando veo esa herida con grapas que, la
semana que viene, ya me quitarán. Cada vez que me quito esa gasa pegada a ambos
lados de la herida y tiro del esparadrapo de papel empiezo a notar una
sensación de angustia y no me puedo controlar. Veo eso… y me mareo. Y me lo
provoco yo misma porque la mente es
demasiado poderosa. No puedo o más bien no quiero verlo… Ahora puedo admirar a
esos cirujanos que son capaces de cortar y de hurgar dentro de las personas
para sanarlas… Admiro su frialdad porque es algo que yo sería incapaz de hacer…
Creí que no era así… Creí que esto lo iba a llevar mejor… Pero también tengo
miedo de que en el lado opuesto salga otra hernia… También tengo que controlar
el estreñimiento y ponerle fin y también echo de menos rozarme con mi dedo por
la parte de la ingle derecha y sentir algo… Es una sensación tan rara…
Además, me miro al espejo y tengo todo el abdomen inflamado…
Gases y otras cosas más… Y los días pasan y me gustaría que fueran más rápido.
No me gusta estar así… No me gusta nada… Tengo muy poca paciencia para estas
cosas…
Lo cierto, es que he de decir que ha sido mi primera
operación. La primera vez que paso por algo de esto. Y si tuviera que destacar
que es lo que ha sido lo peor lo tendría muy claro y eso fue el estar despierta
durante la operación y oír a cada unas de las personas que allí estaban.
Escuchar cuántos centímetros tenían que cortar… Opinar sobre la hernia…
Exclamar sobre el colón o dar indicaciones sobre los puntos de sutura internos.
Los días pasan lentos… La simple risa, estornudos o tos me
provocan unos pinchazos insoportables y el mundo sigue girando. El mundo no se
para nadie. Agradezco enormemente a todas esas personas que se han preocupado o
que han preguntado en algún momento por mí en todos estos días de atrás. Lo
tengo muy en cuenta y es algo que llena. Las personas que han estado,
bienvenidas han sido.
Seguiré con laxantes, analgésicos, fármacos para los gases y
otras cosas más… Deseando de verdad, que dentro de poco pueda moverme de la
forma en la que me gustaría… Deseando que los días avancen porque en otras
esferas de mi vida tengo mucha paciencia, pero por lo que respecta en temas
médicos, no tengo ninguna…
Pero si algo bueno he sacado de esto, es que me ha permitido
conocerme más a mi misma. Sé que puede resultar un tanto absurdo o irrisorio
pero he sido y soy consciente de lo nerviosa que me he vuelto, del poder que
tiene la mente para somatizar ciertos miedos y sobre todo, de valorar los
pequeños movimientos que el cuerpo realiza cada día y de los cuales, muchas
veces, no somos conscientes. Detalles mínimos que hacen que también veamos el
mundo de otra manera.
Cuando pasan cosas
así, cuando paramos nuestra vida y nuestro mundo con respecto al de los demás,
somos capaces de observar la rapidez y las prisas con las que la mayoría de la
gente se mueve… Prisas que hasta hace una semana yo también tenía pero las
cuales he tenido que rebajar. Dar un pequeño parón y ver que hay muchas cosas
que se escapan por querer ir tan rápido… Eso es algo que esta semana he podido
aprender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario