lunes, 8 de agosto de 2022

La culpa de todo esto

Podemos tener muchos planes, muchas formas de ver la vida, de entenderla e incluso de asimilarla, pero si algo está claro es que no depende de nosotros la evolución de dicha vida. Nos preparamos, vamos conociendo a personas que nos acompañan, algunas de forma temporal y otras, indefinida, hacemos planes, manejamos las situaciones que independientemente de que nos gusten más o menos, pero vamos tirando o lo que es lo mismo, cumpliendo pequeños objetivos que, después de habernos dado, obviamente, algunos choques que nos han dejado heridas y cicatrices y que en su momento nos parecían incurables, pero que nos permiten seguir andando o incluso, cojeando y con determinadas mochilas emocionales en nuestras espaldas.

Pero el problema surge cuando no sucede una vez, ni dos, ni tres… sino que es una constante. Que la vida es una y qué jodida y cruel puede ser a veces. Pasamos del amor a la rabia en cuestión de segundos. Pensamos que a nosotros nada de lo que a otros les sucede en cuestiones de dificultades, nos puede pasar. Será que pensamos siempre que somos diferentes. Pero la realidad es otra. La realidad es que da igual los planes que hagas o lo bien que te pueda ir en determinados momentos porque luego cuando menos te lo esperas, todo se desmorona. Todo se va a la mierda. Y como seres humanos que somos, intentas cuestionar o justificar las acciones que van sucediendo en tu vida. Tienes muchas cosas buenas, por supuesto, pero hay otras que de repente, puedes volver a revivir. Y es ahí cuando entran los miedos, cuando da igual lo que hagas o dejes de hacer durante unos meses porque la desgana, la apatía y la decepción estárán presentes. 

Y así me encuentro yo ahora mismo... Sin rumbo fijo, perdida o más bien intentando mantenerme a flote con mis fluctuaciones emocionales. De repente, siento que he vuelto al pasado, me encuentro en la misma situación, pero con más años y con otras responsabilidades.

Con esto quiero decir que este año está siendo muy malo, realmente asqueroso y podría mostrarme más emocional pero no me sale, no tengo tacto ahora mismo para ello. Quizá porque al final ves que mostrarte humana no vale para absolutamente nada. A nivel de salud, he recibido algún palo que me ha hecho caer en picado, disgustarme de forma increíble, pasar de algo que puede ser fortuito a convivir con ello. Y sobre todo a tener miedo.

A nivel de trabajo, podría comentar muchas cosas pero creo que no seria conveniente dejarme llevar por el momento que ahora mismo estoy atravesando. De tenerlo todo he pasado a no tener nada. De tener estabilidad he pasado a tener incertidumbre y un miedo atroz al futuro. Un día lo tienes todo y al siguiente… al siguiente, sólo tienes decepción.

No quiero verme envuelta en la misma situación de años atrás, de resignarte y ser consciente de que todo lo que pueda pasar a partir de ahora no será más que ir dando bandazos de un lado a otro. No quiero tener que lidiar con mis pensamientos durante demasiado tiempo porque es una lucha constante entre lo que pienso y lo que es el día a día. Mis temores, esos que no me permiten valorarme como debería porque ya no sé realmente si lo valgo.

Que cada vida es diferente, por supuesto, pero la angustia que cada persona pueda experimentar sólo la conoce quién lo está viviendo. Que de nada vale que te den consejos cuando no han caminado con los mismos zapatos porque puedo afirmar que yo he sido la primera que lo ha hecho y es ahora, cuando me doy cuenta de esa realidad. Nada es lo que parece y que la imagen que uno proyecte sobre su entorno social puede ser muy diferente a lo que, dentro está sintiendo. En mi caso, me resulta más fácil disimular que dar explicaciones de los sentimientos verdaderos que me rondan actualmente.

A lo mejor son etapas, no lo sé, pero me gustaría creer que lo serán o al menos eso quiero desear porque de lo contrario, entraría en desesperación.

A día de hoy nos enseñan a ser fuertes, a poder con todo, a sobrevivir en una sociedad donde la lealtad es temporal, donde los amigos son circunstanciales y el amor algo interesado… La sociedad nos dice cómo actuar y qué contar… Y te replanteas tantas cosas… Tantas que la vida misma te parece tan injusta… Que tengo demasiado caos en mi cabeza como para poder aclarar mis propias ideas. Todos pasamos épocas difíciles, por supuesto, pero ahora mismo me encuentro parada, sin ganas de andar, en un cruce de caminos y no sé cuál escoger.

Lo cierto, es que vas sumando años y a través de las experiencias se aprende. Las cosas te duelen cuando suceden pero ya no te disgustas tanto como antes, te duele, sí, por supuesto, pero al día siguiente te levantas porque tienes que hacerlo, porque tienes que seguir, porque da igual que tu vida se pare en seco, ya que el resto de las vidas siguen avanzando. Lo mismo sucedía cuando la mía avanzaba y la de otros se estancaban. Hay que seguir sea como sea y aunque haya días muy malos siempre hay personas que te hacen creer en ti y ver un poco de luz a tu camino.

Hay muchas cosas de las que no me apetece hablar porque no vale de nada hacer planes porque la realidad es la que es y en esta vida hay personas que no cuentan con las facilidades que otros cuentan y no queda mas que resignarse que cada cual tiene lo que tiene, que las cosas no van a cambiar y que lo más que se puede hacer en determinados momentos, es no ahogarse y mantenerse firme como una boya en el mar, que no se mueve pero tampoco se hunde.

Que lo más probable es que la culpa de todo esto lo tendrá mi debilidad e incomoda sensibilidad. Me gustaría ser de otra manera, ya lo he dicho muchas veces y quizá sí que me haya vuelto más fría, práctica y sobre todo selectiva pero aún me queda mucho camino que recorrer con respecto a determinadas fortalezas pero de una forma u otra, lo más importante es intentar tener pensamientos positivos y no dejarme llevar tanto por lo que pueda encontrarme en el futuro y si no puedo con ello, intentar parar mi mente en seco. Pero como bien es sabido una cosa es la teoría y otra la práctica… 

 Y es que aunque suene redundante, cada uno tiene que intentar vivir su vida día tras día y que un pequeño logro conseguido para uno puede no suponer nada para otros, pero lo importante es seguir adelante...



 

1 comentario:

  1. ¡Ay, Vio! Te veo sufrir en la distancia y me veo incapaz de echarte una mano porque ya llevo bastante con lo mío.
    Lo único que te puedo decir, porque pienso que es un rasgo que comparte toda la familia García, es que no te culpes de cómo eres ni seas dura contigo misma. Esto es im-por-tan-tí-si-mo y lo he aprendido muy lentamente, gracias a mi terapeuta. No hay que echarse mi*rda a uno mismo, que ya vendrán los demás a echártela a paladas.
    Quiérete, trátate bien, que tu diálogo interno sea amable. Piensa que haces lo que puedes con las cartas que tienes. Hay temporadas en las que las cartas vienen mal, simplemente, y no es culpa tuya. Haz una pausa, piensa, respira y vuelve a barajar.
    No sé si me estoy explicando bien, pero es lo que me digo a mí misma y me voy notando algo mejor, al menos, en cuanto a mi autoestima. Tener autoestima, fe en uno mismo y no depender de la aprobación ajena es la base para muchas cosas en la vida: tener calma, ser asertivo, tener fe en el futuro aunque lo veas todo negro.
    Yo me pongo esta canción de Nina Simone. I got life.
    https://youtu.be/H7jzb_2s-hU
    Aunque seamos distintas, en esto siento que estamos juntas. Me tienes a un WhatsApp de distancia. Si alguna tarde os queréis pasar por el chalet a daros un baño, tengo de todo: bañadores de Inés, pañales de baño, boyas, crema solar... Estáis invitadísimas (aunque la casa está hecha un desaaaastre).
    Un beso fuerte de tu primita.

    ResponderEliminar