martes, 3 de diciembre de 2013

Es ahora cuando me atrevo a opinar


Desde hace ya un tiempo he dejado de ser clara en las entradas de mi blog… Desde hace un tiempo he hablado por encima de algunas de las cosas que suceden a mi alrededor, en mi entorno. Sucesos que aunque quisiera no puedo ni debo compartir por aquí. No se trata de mí sino de otras personas que forman parte de mí y que siempre lo han hecho. Hay veces que  con el paso del tiempo las experiencias que formaron parte del pasado y que hicieron daño se entienden de otra manera, de otro modo. Quizá hace 11 años atrás, no tenía la suficiente capacidad para poder asimilar lo que estaba sucediendo, quizá nadie me hizo partícipe por aquel entonces de lo que estaba pasando… Y aunque me dejaron al margen fui consciente de todo lo que ocurrió. Me gustaría ser más clara y expresarme mucho mejor de lo que ahora mismo lo estoy haciendo pero, repito, que no puedo… Porque no quiero dañar a nadie porque es algo que pasó hace mucho tiempo atrás y que yo también perdoné. Sólo son sensaciones y recuerdos que, debido a lo ocurrido y a encuentros  del presente de un familiar con otra persona indeseable, vienen de nuevo a la cabeza.

Es tan simple hacer daño… Es tan fácil desconfiar de aquellas personas que una vez nos hirieron y nos hicieron llorar, aún sin conocerlas… Todo lo que conozco es por lo que otros me contaron no por el propio partícipe de su historia. Todo lo que sé es por lo que me enseñaron en su día. Se trata de una total desconocida aun habiendo formado parte importante de un tramo de la vida de esa persona tan cercana a mí. Muchas veces, me pregunto el motivo por el que él no me ha hablado jamás de ella… Aún me pregunto, incluso porque a mí no se me pidió perdón por los acontecimientos que en su día ocurrieron. A día de hoy, aún sintiendo rabia y también miedo porque la carga emocional es demasiado intensa como para saber de nuevo de ella, se evita hablar delante de mí sobre su presencia actual, sobre su existencia.  Y no sólo estoy hablando de mí sino del miedo de otras personas que me rodean que también sufrieron y padecieron por ello. Y es ahora, con casi 30 años cuando puedo ponerme en su piel y ser consciente de todo lo que sucedió, de todo lo que suponía y de todo lo que tuvo que hacer para seguir adelante.

Es ahora cuando, ya madura, puedo echar la vista atrás y pensar como una mujer. Una mujer que, probablemente, en su día no fui. Es ahora cuando puedo opinar y en cierta manera, guardar rencor hacia esa mujer que no he conocido pero que destrozó aquello a lo que ella renunció también en el pasado. Cada persona tiene su tiempo… Cada uno debe ser consciente de las decisiones que toma porque serán las que marquen el camino a seguir y las oportunidades existen, muy cierto, pero siempre y cuando haya posibilidad de ello, porque de lo contrario, se puede hacer demasiado daño.

Sé que existe… Nunca la he visto… Sé su nombre, su historia y parte de su vida… Sé más de lo que otras personas se creen pero lo cierto, es que no sé si no se me ha hablado de ella porque hace daño o porque evitando su presencia en el recuerdo, se olvida que alguna vez existió. Es una pregunta que siempre me he hecho… Quizá pienso que fuera porque no estaba preparada para escuchar ciertas cosas. Quizá fuera porque el orgullo herido es más fuerte en un hombre que en una mujer y los fracasos del pasado es mejor dejarlos pasar. Sea de una forma u otra, creo que ese es el motivo por el que nunca he juzgado a nadie… Porque no podría hacerlo cuando en un pasado donde el daño fue, tan grande, no lo hice.

Lo cierto, es que su presencia en el presente me da pánico... La verdad es que he de reconocer que sí que tengo miedo de sus actuaciones, de su existencia y sobre todo, de aquellos encuentros donde las miradas llenas de tensión, probablemente, se cruzarían reflejando más de lo que otros, desde fuera pudieran percibir. Es ahora cuando, con toda seguridad tendré que verla por fotos… Es ahora cuando deseo con todas mis fuerzas que se aleje para no revivir sin querer ese miedo y dolor de un pasado que aunque, siempre me he callado, me pegó tan fuerte que todavía recuerdo con total nitidez esas palabras y escenario de lo único, que por aquel entonces, se me dijo.

Es ahora cuando me atrevo a opinar sabiendo que no puedo expresarme como de verdad quisiera…
 


 


 



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